Obras escogidas (año 5): patrimonio de la Región de Murcia

La génesis de Medina Siyâsa, una obra de Aurelio Pérez y la Torre Llagostera

Una selección de piezas de arte y bienes para seguir descubriendo (y apreciando) la Comunidad

Viernes, 8 de agosto 2025

  1. Fragmento de cerámica esgrafiada. Siglo XIII. Museo Medina Siyâsa, Cieza.

    La génesis de Medina Siyâsa: de un fragmento a un museo

La teoría del efecto mariposa plantea que un hecho aparentemente insignificante -como el aleteo de una mariposa- puede desencadenar consecuencias imprevisibles. Algo similar ocurrió en ... una colina a las afueras de Cieza, en un antiguo basurero vinculado a un yacimiento olvidado. Allí, entre escombros arqueológicos, unos niños encontraron un pequeño fragmento cerámico y lo llevaron consigo al pueblo. Aquel gesto, sin saberlo, activó una cadena de acontecimientos. Francisco Salmerón Giménez, licenciado en Historia Contemporánea y aficionado a la arqueología, publicó una nota en LA VERDAD dando cuenta del hallazgo. Poco después, llegó a Cieza el arqueólogo Julio Navarro, especialista en arte islámico, quien encabezó las primeras excavaciones científicas en el lugar.

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El enclave revelado resultó ser Medina Siyâsa, una ciudad fortificada andalusí desarrollada entre los siglos XI y XIII, situada en el monte del Castillo. Desde entonces se han excavado 19 viviendas y se han documentado estructuras urbanas, domésticas y defensivas. Pero sin aquel fragmento descubierto por niños, Medina Siyâsa quizás seguiría bajo tierra o tal vez el Museo Siyâsa no existiría, o su historia habría comenzado de otro modo. Lo cierto es que ese objeto mínimo, hallado entre desechos de un pasado remoto, alteró la dirección del tiempo.

  1. 'Le vieux port, Marsella' 1958/1959. Obra del alhameño Aurelio Pérez Martínez (1930-2000). Colección privada. Alcantarilla.

    Aurelio, más allá del amarillo

El éxito, cuando se vuelve fórmula, agota. Hay artistas que repiten su patrón una y otra vez, confiando en que el público acuda dócilmente a lo que se espera de ellos. Cuando uno empieza a interpretar su propio papel, cuando ya no pinta sino que se representa, está perdido. Aurelio supo -o tuvo que saber- que el 'amarillo' se le convirtió en etiqueta. Cuántas veces hemos oído aquello de: 'Nadie pintó el amarillo como él'. Y, sin embargo, lo más hondo, lo más delicado, lo más verdadero de su obra no lo he encontrado casi nunca en esa exuberancia monocroma, sino en otros cuadros silenciosos. En esos trabajos donde quizá el amarillo aún aparece, sí, pero no domina, no se impone como cliché. Está ahí como luz, no como marca. Es fuera de esa premisa -fuera del color que abrasa por repetido- donde vive el mejor Aurelio. No en el amarillo que quema, sino en la luz que revela. Parte de su obra puede verse en museos murcianos, como el Museo de Fuente Álamo, que conserva la pintura con la que obtuvo el Primer Premio de Pintura 'Villa de Fuente Álamo' en 1976, el certamen más longevo de cuantos siguen celebrándose en España.

  1. La Torre Llagostera o Huerto de las Bolas, 1903-1918. Obra del arquitecto Víctor Beltrí. Cartagena

    Un lugar de ensueño

Oculta entre la exuberante vegetación de un jardín, emerge una joya modernista conocida como el Huerto de las Bolas, llamado así por las esferas que antaño coronaban su verja. Esta singular casa fue construida a las afueras de Cartagena para un comerciante catalán, en una ciudad donde el modernismo floreció gracias al auge de la burguesía minera e industrial a finales del siglo XIX. Con su rica ornamentación y marcado carácter escenográfico, el Huerto de las Bolas es uno de los ejemplos más representativos del modernismo regional. A lo largo de su historia, ha tenido distintos usos como farmacia, vivienda o restaurante.

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Detrás de esta obra se encuentra Víctor Beltrí, gran referente del modernismo en la Región de Murcia. Catalán de origen y discípulo de figuras como Vilaseca, colaboró ocasionalmente con Gaudí antes de desarrollar un estilo propio, donde fusionó el espíritu modernista con un acusado eclecticismo. Fue maestro del trencadís (mosaicos con fragmentos cerámicos irregulares) y pionero en el uso del hormigón armado, dejando un vasto legado que aún hoy define el paisaje arquitectónico murciano de comienzos del siglo XX. Un lugar de ensueño donde arquitectura y naturaleza se funden y donde merece la pena perderse.

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