Russell Malone, Darryl Hall y la afroamericana Ekep Nkwelle, en el escenario del 26 Jazz San Javier. Pedro Sáez
Jazz San Javier

El sueño de una guitarra 'superclase'

Lunes, 15 de julio 2024, 00:15

Contó el guitarrista Russell Malone en una antigua entrevista que una cantante de jazz le pidió que tocara las baladas «como un beso». Así es ... este músico 'superclase', acariciante, con su esponjosa sonoridad que todo lo envuelve. Con el virtuoso del piano Cyrus Chesnut crearon una atmósfera de ensueño en el auditorio Parque Almansa, encadenando swing del canon tradicional, lirismo bebop y una ristra de impecables blues que pusieron el concierto en la cima del jazz de esta 26 edición.

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Escuchas a Malone y entiendes que Diana Krall lograra con él cuatro Grammy, que B. B. King lo quisiera a su vera en el estudio de grabación, y que Ron Carter o Dianne Reeves quieran algo de su distinción. Te quieres quedar con su sonido en la frente. Ese mullido clasicismo que se aventura en lo no escrito del jazz, ese ritmo medio a lo Grant Green o el embrujo de Django Reinhardt. Te adentras en las ondas de esa sonoridad gentil, como de otro tiempo, y escuchas ecos de Wes Montgomery y de George Benson, el genial guitarrista, no el de la bola de espejos. Tocó varios clásicos del cancionero americano junto al versátil Cyrus Chesnut, otro brillante músico crecido en la música de iglesia, el gospel y el blues.

LA VELADA

  • Primer concierto: Joan Mar Sauqué Casares (saxo tenor). Joan Casares (batería). Giuseppe Campisi (contrabajo).

  • Segundo concierto: Russell Malone y Cyrus Chesnut Russell Malone (guitarra). Cyrus Chestnut (piano). Darryl Hall (contrabajo). Willie Jones III (batería). Invitada especial: Ekep Nkwelle (voz).

Los acompañantes, a la altura de las estrellas, regalaron instantes de genial fugacidad, que merecían la eternidad. Como dijo el pianista al público, «esta música va a ser sólo para sus oídos, exclusivamente». Es el jazz. Mañana será otra cosa.

Si caben más archivos en la memoria, también merecen guardarse con copia de seguridad los blues que tocaron para enmarcar la voz de Ekep Nkwelle, una cantante emergente de jazz con infinitos registros y una potencia de misil. El batería Willie Jones III por sí solo fue una razón para no estar en ningún otro lado del mundo que frente a este combo inspirado.

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Una sonriente Champian Fulton, al piano durante su actuación. Pedro Sáez

En la primera parte de la noche, el trompetista Joan Mar Sauqué demostró el valor naciente del jazz español. De Cataluña siempre brotaron músicos serios, a la altura de los jazzistas americanos, y el joven compositor de Girona promete futuro para el swing de sello nacional. Es de esos músicos que saben tocar hacia dentro en los solos, que no derrochan notas ni intentan demostrar virtuosismos. Se compenetra como si fuera un hermano más de los Casares, Joan a la batería y Lluc al saxo. Se echó de menos escucharle más en solitario, sin la presencia categórica de la pianista estadounidense Champian Fulton, que introdujo en el repertorio una balada de Billie Holiday, pero muy lejos de la garra felina de la diva. La pianista decidió incluir otros temas populares del repertorio americano más facilón, como 'Baubles, bangles and beads', bien ejecutadas pero algo ñoñas y demasiado mecánicas para el estilo personal de Sauqué. Él lo reconoció en el escenario. Se acababan de conocer, y sus estilos no casan de la mejor manera, desde el momento en que Fulton es una solista que marca su tiempo e impone su estilo, demasiado trillado.

Russell Malone y Cyrus Chesnut pisan la cima del jazz en la 26 edición del Festival, tras un joven trompetista de raza

El trompetista no es un mero acompañante, sino un trompetista con entidad y firma propia. Le dedicó el 'Fatscepttoofast' de Fast Navarro a José Andrés López 'Kino', miembro de la organización del Festival desde los inicios, un apasionado de la música y una de esas personas que, como dijo el exdirector de Jazz San Javier, Alberto Nieto, en el breve homenaje a Kino, «supo tejer una red de afectos», algo demasiado poco frencuente. Sauqué dejó el mejor recuerdo de la primera parte de una velada pensada para los amantes del jazz. Los que sienten que, tan importante como lo que se dice, es cómo se dice.

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