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En la estupenda 'Vivir es fácil con los ojos cerrados', el profesor Juan Carrión, nombrado en la vida real Hijo Adoptivo de Cartagena en 2015 ... e interpretado admirablemente por Javier Cámara en la cinta de David Trueba, hacía la siguiente confesión a los jóvenes que le acompañaban en su viaje en busca de John Lennon: «Cada noche antes de dormir me leo un poema, es una forma de sacudirse la suciedad del día». Versos antes de caer en el sueño, palabras que te acurrucan sobre el colchón, rimas que abren ligeramente la ventana para que entre una leve brisa que disipe la niebla del día a día. Funciona una poesía, Carrión era un tipo sabio, pero también lo hace una fotografía, una película, una novela o la obra de un artista fundamental como Jorge Drexler. Y así quedó demostrado en la velada en la que el uruguayo recibió su merecidísimo premio de La Mar de Músicas, cita para el recuerdo en la que pudimos sumergirnos en una lluvia torrencial de canciones atemporales, ritmos sugerentes y melodías perennes. Tras celebrar el galardón con un espléndido discurso de agradecimiento, Drexler nos permitió deleitarnos con la elegancia sublime de más de una veintena de temas como 'Guitarra y vos', 'Milonga del moro judío', 'Asilo', 'Inoportuna', 'Las transeúntes', 'La edad del cielo' o 'Soledad'. Junto a ellas, también resultó un momento digno de celebrar la aparición de Rocío Márquez para interpretar juntos varios temas como 'La desvelada' o una portentosa 'Cuando cantaba Morente'. Impecable alfombra roja para 'Movimiento', 'Bolivia', 'La trama y el desenlace', 'Telefonía', 'Silencio' y 'Todo se transforma', soberbio cierre para uno de esos conciertos sin fisuras que se instalan dentro del rincón de la memoria donde residen las lecciones impartidas por artistas como el propio Drexler, profesores expertos en el arte de escribir canciones y recuerdos inagotables.
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Cuarta jornada de La Mar de Músicas
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Artistas: Fetén Fetén /Maria Rodés / Rocío Márquez / Jorge Drexler
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Dónde y cuándo: Real Club de Regatas / Auditorio El Batel / Patio del Antiguo CIM / Auditorio 'Paco Martín' del Parque Torres
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Calificación: Notable / Sobresaliente / Notable / Excelente
Previamente, esta cuarta jornada ya había dejado un número considerable de grandes momentos, especialmente en la actuación de Maria Rodés en El Batel. Tras publicar uno de los discos nacionales imprescindibles del 2020, 'Lilith', la cantautora demostró continuar en un envidiable estado de forma con un concierto en el que, acompañada por una excepcional banda, hubo espacio para conjuros, coplas, astronomía, cumbias, jotas, romances imposibles con el diablo y luciérnagas con el corazón roto. Una serie de géneros e imágenes cautivadoras que revolotean en las venas de grandes temas como 'Pelo rojo', 'Flor del mal', 'Nana negra', 'A lo mejor' o una preciosa 'Fui a buscar el sol' que nos fijó el corazón a la altura de la garganta. El punto desde el que brota la sensibilidad de una artista realmente especial.
Posteriormente, con la ayuda de la guitarra cómplice y esplendida de Juan Antonio Suárez 'Canito', Rocío Márquez se reafirmó en el Antiguo CIM como una de las figuras más importantes del flamenco contemporáneo. Ejemplo de precisión escénica y de equilibrio absoluto del uso de la intensidad, la artista entregó un fantástico espectáculo tan contenido en su puesta en escena como rotundo en los golpes de pasión interpretativa en piezas como 'Andaluces en Jaén', 'Trago amargo', 'Andalucía', 'El último organito' y esa dupla arrolladora formada por 'Luz de luna' y 'Romance de la plata'. Deslumbrante.
Haciendo de la empatía un arte, de la explicación de los múltiples instrumentos utilizados, incluidos sillas de camping, una escoba y cucharas, una valiosa enseñanza y de la interpretación de cada tema una descarga de talento, Fetén Fetén firmaron en la primera cita del lunes una fabulosa actuación de movimiento inquebrantable. Desde Valladolid a Buenos Aires, pasando por Galicia, Rumanía o la propia Región de Murcia, transformando un bote de pimentón en sorprendente herramienta de percusión, el dúo burgalés resultó uno de esos maravillosos descubrimientos que hacen de La Mar de Músicas una cita tan especial. Después de todo, ¿en qué otro festival puedes bailar un vals, cantar un pasodoble y emocionarte con una muñeira antes del atardecer?
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