María Terremoto: «El flamenco siempre ha sido un manifiesto para expresar la queja por el sufrimiento»
La cantaora jerezana interpretará su disco 'Manifiesto' en La Mar de Músicas, el próximo jueves 24 de julio
Pablo Montalbán Castilla
Sábado, 19 de julio 2025, 00:45
Cuando María Terremoto (Jerez, 1999) se sube al escenario hace honor a su apellido. Pero no solo porque su padre y su abuelo sean Fernando Terremoto y Terremoto de Jerez -cantaores reconocidos y exponentes del cante gitano-, sino porque es una auténtica terremoto, en el mejor sentido de la palabra. En su cante se percibe una fuerza rebosante, y su voz ocupa los espacios y llega a todas las esquinas. María nos cuenta su historia, que ha reunido en su propio 'Manifiesto', su último disco. Lo interpretará el jueves 24 de julio a las 21:30 h, en el patio del antiguo CIM de Cartagena, al amparo de La Mar de Músicas.
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El disco surgió tras unos años amargos y de sufrimiento que la cantaora ha atravesado, de alguna manera para sacar todo aquello y compartirlo con el mundo, y de ahí exorcizar y sanar. «He pasado por un proceso personal que me dio la lucidez para elaborar el disco, que es una queja y un manifiesto personal. El flamenco siempre ha sido un manifiesto para expresar la queja de esclavitud, holocausto, desigualdad y sufrimiento», cuenta Terremoto. María es autora de todas las letras, que escribió en tan solo tres semanas. «Lo tenía dentro de mí y lo exterioricé, iba fluyendo solo. Remover todo eso ha sido una terapia». Y es que Terremoto lo tenía dentro y lo ha vomitado todo.
Yerai Cortés (Alicante, 1995), guitarrista ganador de un Goya a Mejor Canción Original y a Mejor Película Documental por La guitarra flamenca de Yerai Cortés, acompaña al toque en el disco. Además, se ha hecho cargo de los arreglos musicales. En Manifiesto caben variedad de palos flamencos que se adecúan al mensaje que la cantaora quiere contar, y que incluyen, además del título, una palabra que indica el sentimiento. Así, las alegrías son para María Terremoto una forma de resiliencia o las dudas el sustantivo que acompaña a su soleá.
El disco se abre con 'A la muerte. Soledad', un romance casi a capela donde María le canta a la muerte, a la que se ha enfrentado desde pequeña. Con 11 años, murió su padre; cuatro años más tarde, su abuela; y después, su abuelo, todos en el mes de febrero. En el duelo, además de la tristeza, caben la rabia y la soledad. «El duelo son las ausencias y las pérdidas. Sufro duelo por cosas en la vida que no llegan o han llegado a pasar».
«Si se vuelven a llevar los pantalones campana, ¿cómo no se va a poner de moda el flamenco, que es ancestral?»
A los 16 años, María se independizó y se fue a vivir con su actual marido, el cantaor Jose El Pechuguita. Ambos han vivido del cante desde entonces. «Mi sueño siempre ha sido ser artista, lo tenía clarísimo. De pequeña jugaba a cantar, y tocaba el piano. Ahora lo he recuperado, y lo utilizo para componer y para disfrutar sola en casa». María tiene dos hijos con Jose, a quienes dedica con devoción su Pintan mi vida en color, unos hermosos cantes de levante.
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María, junto a las nuevas voces y artistas flamencos jóvenes, como Ángeles Toledano, Yerai Cortés o Israel Fernández, conectan con un público más joven y amplían las fronteras del género. Sobre esto, la jerezana cuenta: «Me parece muy bien dónde se está colocando el flamenco actualmente, que llega a festivales más alternativos, pero la verdad del flamenco se encuentra en una peña o en los festivales de verano de cante. Compañeros como Yerai o Israel nos motivan a los demás a fomentar el flamenco con gente joven, y eso es muy guay, porque en los festivales modernos no se le da tanto espacio. Quiero llega a lugares que no sean los típicos con el flamenco. Estamos en plena lucha de valoración y visibilidad, y poquito a poco el flamenco va a ser muy top. Si se vuelven a llevar los pantalones de campana, ¿cómo no se va a llevar el flamenco, que es ancestral?».
María es consciente de que la variedad y la pluralidad son sinónimos de riqueza cultural, y que te hacen mejor artista. Además del flamenco, escucha otras músicas. Desde Whitney Houston, Aretha Franklin, hasta el trap o la escena musical actual, como Rusowsky o Ralphie Choo. Su diosa es Beyoncé, aunque le encanten La Paquera de Jerez, La Perla de Cádiz, Pastora Pavón o La Cañeta. Ha publicado un tema de rap, Arrastrao, junto a la artista Faena, que recuerda a ese rap andaluz del que fue exponente en su momento La Mala Rodríguez o una joven Alba Molina.
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«Arrastrao ha sido probar y navegar por otros géneros musicales. Me dieron la oportunidad de grabar con Faena, una experiencia y una forma de investigar otros ámbitos musicales. A los flamencos no les ha gustado mucho, pero yo no me voy a retraer. Estoy en plena búsqueda, quiero probar y experimentar. Gracias a ir probando yo también voy a saber por dónde caminar».
María seguirá explorando y está abierta a trabajar con compañeros de su sector y de otros. «Me encantaría hacer algo con Amaia, que defiende el folclore de su tierra, Navarra, y de su ciudad.» Ojalá cumpla este propósito, y como dice esta letrita por alegrías, que «los amores de Navarra son caros, pero son buenos».
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Manifiesto termina por bulerías, a las que ha llamado Reina: Coronación. Y es que por jerezana y por Terremoto, María borda este palo donde nos recuerda a la Paquera o su padre, impregnado de su propia personalidad. En unas declaraciones en Rito y geografía del cante, Fernando Terremoto define la bulería como «el palo más difícil de todos». María Terremoto se corona interpretándolas magistralmente, después de contarnos su historia. Ahora es la reina de su casa y de su vida, y aún le queda mucho por recorrer.
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