Dos exposiciones de Gonzalo Sicre sobre la idea del aislamiento en personas y objetos
LA VERDAD
Jueves, 18 de julio 2024, 00:53
En el último anuncio de Amazon una chica llega a una ciudad que no conoce y se aloja en un piso alquilado vacío. No conoce ... a nadie. Entonces comienza a ver películas en la plataforma, luego compra objetos decorativos y enseres que necesita. En los segundos del comercial la casa se ilumina y pasa a ser suya y solo entonces vemos la ciudad desde su balcón. El ideal que propugna esta marca de envíos por internet no es nuevo. En Walden Pond, en Concord, Thoreau construyó su cabaña con las manos. Allí desarrolló una idea del ser humano al margen de la sociedad que ha marcado el pensamiento contemporáneo. En un mundo de hiperconexión hemos recuperado al viejo ermitaño como a una especie de origen de un sueño de aislamiento que nos permita tener la seguridad de haber vivido». Así compendian los comisarios, los doctores en historia del arte Nacho Ruiz y Carolina Parra, la última propuesta de Gonzalo Sicre, inaugurada este miércoles en el Palacio Consistorial y en la Casa Pedreño de Cartagena. «Casi todas las disidencias ocurren en algún tipo de isla, bien física bien mental. La de Tomás Moro era Utopía, a la Isla Misteriosa de Julio Verne se llega en globo, la de los escritores es el reino de Rotonda y en el archipiélago Juan Fernández existe una con el nombre del más célebre de los aislados, Robinson Crusoe. Podríamos pensar que la isla es el escenario de la imaginación por encontrarse fuera del control del entorno. El aislamiento físico y mental antecede a la revelación o al acontecimiento», coinciden.
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Gonzalo Sicre plantea en dos exposiciones «un trabajo exhaustivo sobre esta idea de aislamiento basculando de partida sobre dos personajes icónicos en esta idea: David Henry Thoreau (Concord, EEUU, 1817-1862) y Theodore Kaczynski (Chicago, EEUU, 1942-Carolina del Norte, EEUU,. 2023), el célebre Unabomber.
Estas dos figuras establecen dos utopías desde un aislamiento planificado en dos cabañas relativamente similares en cuanto a volumen, cerca de 4 metros por 3. Sicre juega con la idea de estos dos espacios con sendos cuadros de una medida casi idéntica. En estos enormes formatos vemos dos mundos antagónicos, entendemos que hablamos de aislamientos enfrentados en cuanto a sus contenidos. En la anarquía de Kaczcynski hay una retórica del fracaso, de la reutilización y de la acumulación en el interior para defenderse del mundo exterior, es una aislamiento en negativo. Thoreau, por el contrario, llena de contenido el vacío de su cabaña: una cama, una mesa y tres sillas «Una es para la soledad, dos para la amistad, tres para la sociedad». La luz, esquiva en la oscura cabaña de Unabomber, entra a raudales por unas ventanas confiadamente grandes en la de Thoreau. Es una luz que parece de mañana pero aparece por la izquierda señalando la silla tumbada del de Concord; la de la sociedad.
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