Cante de las Minas

El cante más jondo de Miguel Poveda: de cuando lanzan las flechas de oro y se clavan en nuestros corazones

La noche se iban haciendo cada vez más jonda, negra con la espeluznante siguiriya y alegre y luminosa por cantiñas. Comenzaba, como pétalos de rosa, a desgranarse ese ramillete de poemas jondos, cantando ese '¡Ay!' por caña. Al que seguía la Malagueña de Juan Breva, rematando con verdial, continuaba Poveda por cantiñas adentrándose en ese universo en el que el poeta cartografía los territorios de su tierra con esa 'Baladilla de los tres ríos' que comienza así: «El río Guadalquivir/va entre naranjos y olivos. / Los dos ríos de Granada/bajan de la nieve al trigo/ ¡Ay, amor/ que se fue y no vino», hasta llegar a esos momentos de la soleá y retrato de Silverio, y ahí por siguiriyas Poveda se dolía, se vaciaba, se gustaba. Lo daba todo.

Ya lo había dicho el artista: «Para mí estar aquí es casi religión». Y así iba desgranando las 12 composiciones del disco que conforman el espectáculo. Así en la guitarra se lucían Los Makarines, hasta llegar a ese momento extraordinario que recordaba a la noche de aquel agosto del 1993 que se consagró al ganar la Lámpara Minera en ese mismo escenario y se acordaba de esos mismos pasillos para recoger los trofeos. Para volver a soñar despierto llamó al escenario al guitarrista Juan Ramón Caro, a su amigo del barrio de Badalona, que tanto tuvo que ver con su toque minero que aprendió mientras hacía el servicio militar en Cartagena. Miguel quiso acordarse en las mineras que cantó de Pencho Cros, de Piñana, y de El Bongui y en la recién compuesta por Juan Ramón Caro en su disco: 'Caríssimo', titulada precisamente como 'La Unión 1993'. Extraordinario Miguel por mineras, como siempre.

Le tocaba el turno al gran guitarrista isleño Jesús Guerrero con el extraordinario percusionista Paquito González, y bien que se lucieron por granaínas. La fiesta con Canción de la madre del Amargo, por bulerías y de Encuentro por tangos, hasta llegar al poema Sevilla como unos fandangos que serían la introducción de ese otro llamado Saeta, en la que por primera vez Poveda toca ese 'palo', en una recreación muy bella.

Terminó la gran actuación con 'Canción del gitano apaleado', por rumbas, con un público ya fagocitado que vivía esas horas del universo lorquiano. Obviamente no es la primera vez que Poveda se adentra en la poesía de Lorca, ya lo hizo en el disco 'Para la libertad. Sonetos y poemas', de 2015, y en 2018 publicó 'Enlorquecido', con poemas de los 'Sonetos del amor oscuro y Poeta en Nueva York'. Adaptó con maestría estos 12 poemas de Lorca que conforman 'Poema del cante jondo', ya que su métrica no está hecha para cante, por eso es un trabajo brillante. Esa obra musicalizada por Poveda con la guitarra de Jesús Guerrero.

Como decía Lorca: «El cante jondo es un canto sin paisaje y por lo tanto concentrado en sí mismo y terrible en medio de la sombra, lanza sus flechas de oro que se clavan en nuestros corazones».

Hasta ahí llegó la gran noche de Poveda en La Unión, el artista que más ha actuado en los últimos años en el Festival. Porque La Unión es su casa. Y como amor con amor se paga, la generosidad de Poveda ha querido donar toda la taquilla de su actuación para la preservación y difusión del flamenco y los cantes mineros a la Fundación del Cante de Las Minas.