Salva Espín: «Tener una buena cartera como Batman te salva de estar con líos de superpoder»
Estío a la murciana ·
«Suelo trabajar con personajes con algo de mi personalidad, más humorística y distendida, por eso me identifico con 'Deadpool'»Salva Espín 'Salva V' (Murcia, 1982) está con su última paternidad artística que no caga, como diría el gamberro superhéroe 'Deadpool', de Marvel, al que ... da vida. Acaba de publicar 'La dinastía de Los Merengues. Crónica de un zagal en el año de la pera', un libro ilustrado por él mismo en el que narra las aventuras de su superhéroe de carne y hueso, su abuelo Salvador Espín 'Salva III' (El Campillo, Murcia, 1931), que «nació siendo suficientemente mayor para todo», dice él mismo.
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-¿Merengues?, ¿son del Madrid?
-[Salva III] Es el mote de la familia [«una cosa de pueblo que ahora se ha modernizado con los 'nicks' que se usan en internet», aclara Salva V]. Mi abuelo Fulgencio tenía un carro y cuando iba a la lonja de Murcia le preguntaba a mi madre, María Huertas, '¿quieres que te traiga algo?' Y ella siempre respondía 'un merengue' [de ahí la saga familiar y el libro].
-¿Tienen algún superpoder?
-Bueno, mi abuelo sí que tiene el superpoder de salvar a la gente, la verdad.
-¿Y usted?
-Yo, más allá de dibujar, estoy centrado en afinar las habilidades como padre. En el levantamiento de los pies del zagal para limpiar el culo, yo creo que tengo un 'cum laude' ya. Y en dejarle el agua del baño al punto sin termómetro.
-Y si pudiera tener un superpoder, ¿cuál elegiría?
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-Pues, hombre, el más útil como superhéroe es ser Superman, porque tiene y no tiene superpoder según le venga bien, pero los que tiene son superpoderosos. Aunque, como eso puede ser muy cansado, porque todo es físico, a lo mejor, tener el superpoder de Batman o Iron Man, que es tener una buena cartera. Ese incluso te salva de tener que estar con líos de superpoder.
-¿Es un auténtico bilingüe?, ¿sueña en viñetas?
-Pues, para bien o para mal, sí. Cuando pienso, razono o construyo algún tipo de plan, lo pienso visualmente. Eso hace que mi forma de expresarme sea visual. Incluso con cosas más profundas, como sentimientos o dobles sentidos, que con las palabras me resulta más difícil.
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En tragos cortos
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Un rincón para perderse Los huertos del Esparragal, entre limoneros y hortalizas, menos en verano que se seca la hierba. Y, fuera del verano, ver la puesta de sol paseando. Eso es increíble.
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Una canción. 'Libre', de Nino Bravo. Es muy redonda en todos los sentidos.
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Un libro para el verano. 'La dinastía de los Merengues', pesa poco, cuesta poco y contiene mucho.
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¿Qué consejo daría? Sea cual sea tu pasión, preocúpate por ir hacia el producto que el público puede consumir. No tienes que quedarte solo en lo que te gusta a ti.
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Un aroma. El del limón cuando rascas la piel con el dedo.
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¿Qué no haría ni por todo el oro? Pues tendría que ser algo relacionado con la familia. Dejar sin cuidado a uno de mis hijos, por ejemplo, por tener que irme por trabajo.
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Su verano ideal A 24 grados, donde sea. Y el que vivía de pequeño: jugando a videojuegos por la mañana; por tarde, al fútbol con amigos y por las calles del pueblo. Y, otra vez de noche, volver a jugar con videojuegos.
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¿Qué le gustaría ser de mayor? Un abuelo con nietos tranquilos y piscina.
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Un baño ideal. Yo soy de agua dulce, sobre todo. Entonces, la balsa del huerto de mi abuelo en Santomera.
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Una pesadilla. Cuando se va internet y estoy trabajando.
-¿Se retrata en algún secundario de Marvel?
-Muy pocas veces. Es algo que no me suele salir, salvo en momentos especiales. Sí que me gusta retratar a gente que sé que le va a hacer ilusión porque son fans. Lo que sí suelo hacer es trabajar con personajes que tienen algo de mi personalidad, un poco más humorística, distendida... Por eso, el personaje con el que más me identifico en Marvel es 'Deadpool'.
-Tantos personajes, tantas caras, ¿cuál es su fuente de inspiración?
-Pues, la primera fuente es lo que vives, tus gustos. Y, en ese sentido, la familia y gente como mi abuelo, que, como los superhéroes, en sus aventuras salva vidas.
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-¿Qué vidas salvó?
-Venía de Alicante [cuenta Salva III] y, antes de Orihuela, paré a cargar ladrillos. Sentí un golpe y vi un motocarro tumbado en la carretera y tres personas en un coche. Los saco a los tres y dicen: 'Ese es Paco Rabal'. Salió un motocarro de la ladrillera y el coche se estampó con un poste de la luz [resume el grave accidente que en 1980 marcó la nariz de Rabal]. A los pocos días, yendo a Alicante, salvé a dos muchachas que cayeron con el coche a un alcantarillado.
-Muy propio llamarse Salvador.
-El que me gusten los superhéroes puede tener mucho que vercon sus aventuras de salvar vidas. Lo vengo escuchando desde pequeño [apunta el nieto].
- Y, ¿en qué historieta ha embarcado a su abuelo?
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-Sobre todo en portadas como la que hicimos de 'Deadpool' en Murcia, y también en ambientes que pegue mi abuelo, un hombre con bigote y simpatía. De hecho, en el próximo cómic, que publico para Navidades y que va a ser el número 1 de 'Limón Pool' -la versión de Limón de Deadpool-, él va a tener un papel muy importante en su nacimiento y origen. El primero para todos los públicos.
-En su vida, ¿quién es el villano?
-Pues, sobre todo, la gente que suele decir una cosa y hacer otra. Hay muchos. Cada gremio tiene los suyos. Pero, la hipocresía es con lo que peor lidio.
-¿Y su superhéroe?
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-¿Se puede repetir lo de mi abuelo? Yo lo extendería a la familia. Lo que tengo positivo, bueno, como ofrecer a los demás, preocuparte por otros o la empatía, lo he aprendido de mi familia: de mis abuelos, también de mi abuelo paterno (Fernando) y de mis abuelas (María y Francisca), que siempre han estado ahí para los demás. Y lo mismo mis padres, mi tío y mis tías: mi familia es reducida porque mi padre y mi tío, hermanos, se casaron con dos hermanas. [«Somos cuñados», apuntan con sorna. «Cuñados y hermanos»]. También mi padre ha hecho kárate y artes marciales, y ese código de honor, esa parte pacifista, ha calado en mí.
«Creo que tengo 'cum laude' en levantamiento de pies de zagal para limpiar culo»
-¿Cómo fue esa primera entrevista en el Salón del Cómic de Barcelona que le cambió la vida?
-Pues, estás en un ambiente que piensas que la gente va a mirar por sí misma. Pero, la entrevista..., parte importante de que fuera bien, fue por un chico que estaba esperando cuando yo entré. Cuando me dieron la vez, me preguntaron si sabía hablar inglés (no había traductor). Les dije que lo había estudiado, pero a nivel básico. Y el chico con el que estaba hablando, David, que no me conocía de nada, me hizo de traductor. Podría haber pensado: 'que se las arregle como pueda'; pero no.
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-¿Y qué descubrió?
-Allí descubrí que no me habían preparado en la carrera. Es algo que he venido trabajando todos los días desde entonces. Pensé: '¡ay Dios!, tengo que esforzarme por cambiar el chip'. Yo lo que más valoraba de mí como dibujante, como mis profesores, eran el gesto del dibujo y la potencia, y eso estaba en los bocetos; lo que haces a lápiz, que es lo más vivo, lo más difícil. Pues el editor, justo de esas cosas, pasó y se centró en lo que tenía ya publicado o listo para imprimir. Y eso me hizo pensar: 'Tengo que ponerme a finalizar cosas sí o sí, para abrirme camino'.
-¿Qué le sorprende?
-Una de las cosas que me sorprende de mi aventura vital es que mi primer trabajo como profesional, de continuo, fue en Marvel. Lo poquito que había podido hacer antes era colaborar en algún juego de rol, alguna historieta para fanzines o autopublicadas entre colegas, algo que me vino muy bien para tener esa obra finalizada. Pero como historieta de cómic, a nivel profesional no vendí ninguna hasta empezar a trabajar en Marvel.
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-¿Que fue lo primero?
-Una portada de 'Spiderman', sí.
-¿Cómo se tranquiliza?
-Pues, no creo que pase en otros gremios, pero, como dibujante, me tranquilizo también dibujando. Mi trabajo más usual es para Marvel: profesionalizado, en grupo y con unas fechas estrictas y ajustadas. Eso es trabajo, aunque me guste mucho dibujar 'Spiderman' o 'Deadpool', toca hacerlo aunque no me apetezca al 100% o si estoy agobiado. Pero si tengo tiempo, para desagobiarme, lo que me desestresa es dibujar. De ahí surgen, por ejemplo, 'La dinastía de los Merengues' o 'Sargento Resines', que luego, claro, cuando quieres llevarlo a limpio, tienes que meterle trabajo.
«Sigo jugando con los He-Man. Los que hemos amado los Masters, los amamos también con barba y canas»
-¿Va a tener continuación?
-Pues esperemos que sí. Hasta donde puedo decir... que la gente se espere más cómics de 'Sargento Resines'. Pero también espero que antes se termine de hacer algo más audiovisual.
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-¿En carne y hueso?
-Estamos trabajando en ello, a ver si termina de salir. Y se va a hacer también por aquí, por Murcia, una parte importante.
-El rodaje, ¿no?
-No quiero decir esa palabra, por no... Para seguir tocando madera. A ver, a ver...
-¿Juega con sus He-Man?
-Ya te digo. Con los que tengo de niño. Pero, también, la industria es maravillosa y las jugueteras, como Mattel, saben que los que hemos amado los Masters, los amamos también cuando tenemos barba y canas. Siendo adulto los he podido disfrutar más que cuando era niño, que solo podía tener dos al año. Ahora, madre mía, están saliendo aún; hacen cosas espectaculares. Y también los puedo disfrutar ya con mi hijo mayor.
-¿Cuántos tiene?
-¿Masters? No lo sé decir porque, como me falta espacio, algunos los tengo en las cajas esperando a tenerlos bien, para que no se deterioren. Calculo que tendré unos... (tampoco ninguna locura), pero solo de Masters, porque tengo varias cosas, a lo mejor tendré unos 80 o así.
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-¿Y su familia no le echa de casa?
-Como los tengo en las cajas..., que fuera a lo mejor solo tengo 15. Es que los Masters en concreto me gustan mucho y solo tengo unos pocos para toquetearlos y jugar con el crío. El resto los guardo para ponerlos como si fueran esculturas o cuadros.
-¿Qué le apasiona?
-Contar historias sobre todo, y crear mundos. Y luego, pues, los críos y la familia; ver cómo crecen.
-¿Qué le despierta una sonrisa?
-Ahora, como padre, ver cómo ese pequeño ser que nació y no podía hacer nada, va convirtiéndose en un hombre. Ese tipo de cosas me alucinan. Hace dos semanas empezó el pequeño a gatear y verlo cómo explora la casa es una locura.
«Habrá más de 'Sargento Resines' y, antes, algo más audiovisual»
-¿Qué tendría que hacer 'Deadpool' para no querer volver a dibujarlo más?
-A nivel técnico, lo tengo superclaro, convertirse en robot o en algo que tenga muchas piezas, porque lo que menos me gusta dibujar es Iron Man. Como tiene tantas piezas... Y, a nivel de historia, tendría que volverse demasiado dramático, perder esos gags de humor que tiene, esa ironía... Si tienes que estar 8, 9, 12 horas dibujando, hacer solo cosas serias se me haría muy cuesta arriba.
-¿Algún vicio confesable?
-El chocolate, claro, por eso intento ir al más puro posible, y las empanadillas, y la tortilla de patatas, si se puede reconocer también como vicio. Y luego ya, pues todo lo que tiene que ver con dibujar o crear: videojuegos, cómics, el coleccionismo de cosas de juguetería o de arte pop que tiene que ver con lo que dibujo. Y lo tengo que controlar, más allá de lo que se controla orgánicamente por el bolsillo, a nivel de espacio.
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-¿Qué es lo más importante?
-Hombre, ahora, como padre de familia, ese equilibrio entre las cosas que ya sabes que funcionan sin perder de vista la tecnología, para que mis hijos crezcan correctamente y la familia esté bien.
-¿Sin qué no puede vivir?
-Más allá de la parte familiar... Sin un lápiz sería muy complicado.
-Qué le encanta.
-El vinagrillo, es verde con el amarillo. Me encanta.
-Un sueño por cumplir.
-Ahora mismo, estoy muy obsesionado a ver si termino de sacar mi primer videojuego. Quiero que sea también un modo de comunicación con la gente a la que ya le gusta mi obra.
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«Todo se aprovechaba, con los trapos viejos hacíamos balones»
Destaca el dibujante Salva Espín [Salva V] el valor de transmitir «esa memoria cultural de la Región, costumbres y palabras que se están perdiendo, anécdotas y curiosidades de la época» cargadas del humor del que las viste su abuelo [Salva III], dice sobre 'La dinastía de los Merengues', el libro que acaba de publicar sobre su vida ('Crónicas de un zagal en el año de la pera') y que vende en salvaespin.com «firmado, dedicado y con dibujico para coleccionismo», remarca.
-Me sorprende la historia que vivió esa generación; ver cómo la vida se abre camino ante un autoritarismo que estrangula.
Salva III no había cumplido 7 años cuando empezó la Guerra Civil, sin embargo este libro no habla de los problemas bélicos, «donde vivía, no había», aunque «a mi padre lo reclutaron». Pero es un retrato de una vida que, unas décadas más tarde, nos resulta ajena.
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-[Salva III] Antes, no había váteres y a la gente le pagaban por recoger su estiércol (humano). Se secaba y se vendía para abono de las patatas.
Usaban esas boñigas para ocultar carga 'prohibida' y, una vez, yendo con su carro, la Guardia Civil le paró y le cayó el estiércol encima y las brevas de estraperlo (recuerda entre risas).
-[Salva V] Lo que más choca a la gente joven es que no había electricidad, que se pasaba hambre y era muy duro conseguir cualquier cosa.
Con 8 años, vigilaba en bici los viajes nocturnos de su padre y su abuelo para avisarles si estaba la Guardia Civil. «Teníamos una mula que tiraba coces y la Guardia Civil le huía, nos libró de muchas. También de los maquis entre Pinoso y Yecla, escondíamos las perras y una pistola en la silla de la mula, para que no nos las quitaran. Pero solo querían comida».
Y otras muchas veces estuvo a punto de caer: «No me llevaron a prisión porque vieron un zagal con alpargatas y en los huesos». Además, apunta Salva V, «mi abuelo siempre ha contado chistes. Formaba parte de las técnicas que aprendió en los mercados para vender más y esa simpatía les hacía que vivieran más cómodos».
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-[Salva III] Una vez llevaba sacos de trigo. La Guardia Civil me paró: 'Qué llevas'. Pues no lo ve, trigo. Entonces, me dijeron: 'Escóndete en las paleras'. Había más adelante un jefe con una galera Me tiré acostado en las paleras desde las 8 hasta las 2 [se carcajea]. Había que hacer fechorías para vivir. Escondíamos parte de la harina para que no se la llevara la Fiscalía y, por la noche, mi madre hacía pan. Para que no saliera el olor, cocinaba y, alguna vez, hasta tenía que invitar a los agentes.
-[Salva V] Lo más llamativo ahora es cómo se aprovechaba todo. [Salva III] Mi madre convirtió unas cortinas viejas en camisas, para ir d noche a la escuela, y con trapos viejos, nos hacíamos los balones.
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