José María Vicente: «Yo de pequeño tenía por lo menos 40 pájaros»
Estío a la murciana ·
«Me siento a la mesa con gente muy diversa e interesante, forjada en diversas culturas, y eso me encanta»José María Vicente (Jumilla, 1970), propietario y director técnico de Casa Castillo. Con el tinto Pie Franco de su bodega ha logrado el 'Oscar del ... vino': los más que deseados 100 puntos Parker.
-Dice usted: «Estoy soltero, sin hijos y sin compromiso», pero ¿con ganas de compromiso?
-[Sonríe] El último compromiso se ha acabado recientemente; de momento, haré la vendimia libre y ya veremos a ver por dónde tiro.
-¿Qué niño fue?
-Muy borde.
-¿Y eso?
-Era muy malo, le pegaba fuego a todo...; años después llegó la etapa en la que me iba de juerga y no aparecía por mi casa en tres días.
-¿Estudioso?
-Nunca me ha gustado mucho estudiar, aunque siempre he tenido la habilidad de ir sorteando exámenes; de hecho, empecé a estudiar Arquitectura, pero ya en segundo de carrera fue cuando decidimos empezar a hacer vino y yo me enganché al carro.
-¿Por qué lo decidió?
-Siempre me han gustado el campo y la agricultura, y de hecho yo de pequeño quería ser pastor. Me pasé muchos sábados todo el día con un pastor y con las cabras, y ¡lleno de pulgas! Me encantaban los animales, tenía por lo menos 40 pájaros y si me encontraba liebres o perdices me las llevaba también a casa. También me encantaban las plantas.
-¿Cómo fue lo de implicarse en Casa Castillo?
-A finales de los 70 y principios de los 80, la agricultura no era un medio de vida y, por tanto, no se le prestaba prácticamente atención. Nosotros cultivábamos aquí [en Jumilla] las uvas para vender a otras bodegas, y cuando nos planteamos hacer vino mi padre y yo fue, precisamente, porque la finca perdía tres o cuatro millones de las pesetas de entonces porque no era rentable. Mi padre era fiscal, y también un gran aficionado a la naturaleza. Decidimos hacer vino sin estudios ninguno, totalmente autodidactas y llevando a cabo el famoso método de 'ensayo y error'.
-¿Qué aprendió de él?
-La constancia, el tesón, la búsqueda de la excelencia; mi padre me dejó hacer. '¿Tú te ves capacitado para esta aventura?', me preguntó. 'Sí', le respondí. Y él: 'Pues obra en consecuencia y veremos a ver los resultados'. Ese 'búscate la vida' es una escuela que hoy en día echo en falta en muchísima gente joven que tienen un currículum impresionante -cosa que yo nunca he tenido-, pero que lo que no tienen es voluntad de trabajo, ni motivación.
Yo, con 13 años, llevaba el kiosko de un cine de verano que teníamos. Allí estaba vendiendo pipas, chicles, botes de cerveza, y haciendo bocatas todos los sábados por la tarde. Mi primer Vespino me lo compré con mi dinero, 65.000 pesetas; y también mi primer coche. Yo venía de una familia relativamente acomodada, no solo por el trabajo de mi padre, sino también por la familia de mi madre, que estaba bien posicionada. Pero creo que el obligarte a esforzarte para conseguir lo que quieres es una de las mayores virtudes que hemos heredado; no solo yo de mi familia, sino en general la generación que nació entre los 60 y los 70.
-¿Ya no es tan borde?
-He tenido que ir evolucionado con el paso del tiempo, porque además pasé de ser bastante golfo de joven, a tener una responsabilidad como es la de ser propietario de Casa Castillo, manejando un negocio de venta de vinos en 25 o 30 países. Soy una persona más tranquila, pero también soy bastante cerrado en el sentido de que yo no tengo un gran grupo de amigos; sigo manteniendo algunas amistades de la infancia y voy haciendo nuevas amistades con cuentagotas.
En tragos cortos
-
Un sitio para tomar una cerveza. Donde esté la gente que quiero.
-
Una canción. Cualquiera de Viva Suecia.
-
Un libro para el verano. 'Papilas y moléculas: La ciencia aromática de los alimentos y el vino', de François Chartier.
-
¿Qué consejo daría? Si quieres triunfar en la vida, sé perseverante.
-
¿Le gustaría ser invisible? No.
-
Su héroe o heroína de ficción. Astérix el Galo.
-
Un epitafio. [...]
-
¿Qué le gustaría ser de mayor? Jubilado.
-
¿Tiene enemigos? Seguro que tendré muchos.
-
Su copa preferida. Siempre vino.
-
Un baño ideal. En Cabo de Palos y en Puntas de Calnegre.
-¿Con cuentagotas?
-Al final, lo que pienso es que el tiempo es una de las cosas más valiosas, y yo cada vez tengo menos tiempo y, por tanto, no puedo desperdiciarlo con gente con la que no esté a gusto. Yo me siento a comer, que es otra de mis grandes aficiones, junto al vino, con la gente que realmente merece la pena. Pero, sí, tengo un carácter bastante arisco.
-¿Qué no es usted?
-Yo no soy un especulador.
-El vino.
-Es una bebida mágica, una expresión de arte líquido, un elemento que te hace subir las dosis de placer en la mesa. No sé en qué momento alguien, hace cinco, siete, diez mil años, se dio cuenta de que una pata de cabrito estaba mucho mejor acompañada de un buen vino que de agua. Además, el vino actúa también como un elemento conciliador; es como cuando alguien enciende una hoguera, enseguida la gente se arremolina en torno a ella y se crean como unos lazos de amistad. Lo mismo ocurre con el vino cuando está en el centro de la mesa.
-¿Mujeriego?
-No, siempre me ha gustado mantener parejas estables, no he ido floreando de fin de semana en fin de semana para allá y para acá. Y siempre he mantenido con las mujeres un trato de lo más cordial y amable.
-¿Echa de menos tener su propia familia?
-Tener hijos no tanto, porque no los he tenido y no sé lo que es ser padre. Pero me encantan los niños. En Casa Castillo somos una familia muy mediterránea, muy a la siciliana. Somos cinco hermanos y tengo seis sobrinos con los que me vuelco. Siempre procuro estar rodeado de gente a la que quiero, y con esa gente me entrego totalmente.
-En contra.
-A veces puedo tener una vena egoísta y también chulesca.
-A favor.
-Intento ser bastante educado y suelo ser bastante generoso, aunque selecciono con quienes.
-¿Llegó a tocar fondo?
-Sí, toqué fondo, pero fui consciente de lo que me estaba pasando, reaccione y me puse a solventar el problema y a limpiar mi alma, mi corazón y mi cuerpo; y seguí adelante.
-¿Hay un Más Allá?
-Yo creo que sí, y me lo imagino pudiendo disfrutar de dos grandes placeres: las buenas compañías y los buenos vinos.
-¿De qué tiene la suerte?
-Me siento a la mesa con gente muy diversa e interesante, forjada en distintas culturas, y eso me encanta.
«Yo no soy un especulador, detesto la especulación»
-¿Qué puede hacer?
-Puedo pasarme veinticuatro horas trabajando, y también un fin de semana entero en el sofá sin hacer absolutamente nada; es que no cojo ni el teléfono. Tengo la capacidad de hacer una cosa y la contraria y de sentirme a gusto en ambos casos.
-¿Qué ha procurado?
-Conocer todas las regiones vitícolas más famosas del mundo, lentre otras cosas porque al ser autodidacta he necesitado de un aprendizaje.
-¿Qué no se le da mal?
-Cocinar, me defiendo muy bien.
-¿Miedo a qué?
-A los fracasos, porque te derrumban moralmente; yo no me puedo quejar, porque la vida me ha sonreído desde el inicio, sobre todo a través del mundo del vino, pero a nivel sentimental sí he tenido algunos. Y también temo perder el enorme vínculo que siempre hemos mantenido en nuestra familia. Mi familia es lo más importante de mi vida.
-¿Qué reconoce?
-He sido muy malo jugando al fútbol y al tenis, pero más todavía jugando al baloncesto. Prefiero ir a mi bola, también a la hora de hacer deporte.
Respetar la fauna
-La caza.
-Era cazador antiguamente, ahora ya no. Casa Castillo no es solo una finca vitícola de producción de uva, es también un entorno equilibrado medioambiental- mente en el cual llevamos 25 años trabajando. Respetamos la fauna, y ese respeto nos ha llevado al equilibrio. Puedes salir a tres kilómetros de aquí y los conejos son una plaga, pero aquí no hay conejos. Convivimos con las zorras, con los halcones, tenemos censados dos nidos de águilas... Invertimos mucho en cuidar el entorno. Nosotros no le estamos robando nada a la naturaleza, la viña está ocupando el lugar que le corresponde y está integrada en un paisaje duro del Altiplano. Pero cuando solventas unos problemas aparecen otros.
-¿Por ejemplo?
-Al estar aquí lindando con los montes, cada vez hay más jabalíes y cabras montesas. Podríamos coger un rifle, ponernos en la orilla del monte y pegarle un tiro a todo bicho viviente; pero preferimos lo siguiente: hemos plantado 127 higueras en todos los linderos; los higos maduran al mismo tiempo que la uva y son tremendamente atractivos tanto para pájaros como para jabalíes y cabras montesas.
Si un jabalí se come cuatro kilos de uva al día, al tener lo higos se come dos de uvas y otros dos de higos, y así ya estamos rebajando la presión sobre la finca. Si mi tributo es ceder a los animales del entorno 3.000 kilos de uva, que no superan ni el 1% de la producción, bienvenido sea.
-¿Qué capricho se permitió?
-Uno muy importante para mi proyecto de vida. Comprar a la familia Casa Castillo, y quedármela y compartirla con mis hermanas. Era de mi madre y mis dos tíos, pero pude hacer el esfuerzo, contando con gente que creyó en mí y me pudo dejar el dinero, de adquirir el cien por cien de la propiedad.
Momentos mágicos
-¿Gracia qué le hizo?
-No hace mucho, me traje a 25 personas de Murcia en un autobús, porque me da mucho miedo que vengan con sus coches, ya que aquí descorchamos muchas botellas y nos lo pasamos muy bien, y cuando llegó la hora de que se volvierán en el autobús, a la diez de la noche, solo se montó una persona. Las demás se quedaron. En Casa Castillo se viven momentos mágicos.
-¿Políticamente qué?
-Votar voto, porque considero que si no voto luego no tengo la opción de quejarme, pero mi voto ha ido desde la izquierda a la derecha pasando por el centro. Para las próximas elecciones ando muy perdido porque, no sé sí por mi nivel de exigencia, me parece que todo el mundo lo ha hecho fatal. Los que están ahora en el Gobierno no me gustan, los anteriores tampoco. Creo que España está en manos de políticos que no miran por el pueblo; al pueblo que lo ha puesto ahí lo tienen abandonado. Yo no estoy ahora mismo a gusto con ninguno de los que dicen que nos representan o que nos han representado en el pasado reciente.
-Enhorabuena: Casa Castillo Pie Franco se ha llevado, por la añada 2020, la máxima puntuación del premio con más prestigio del mundo del vino en todo el planeta: 100 puntos Parker.
-Nuestra gran lucha ha sido por la excelencia, no por conseguir premios, pero eso nos ha llevado a un reconocimiento tremendo. No podemos estar más contentos y más felices. Sale al mercado en la primera quincena de septiembre, pero tenemos un problema porque la producción es muy pequeña y tenemos una gran demanda porque la gente se ha volcado. Pero, y lo siento por tantas personas de muchos lugares que nos han llamado, nosotros tenemos una política de reconocimiento hacia la gente que durante veinte años nos ha apoyado y que ha estado vendiendo y consumiendo nuestros vinos.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión