Al Dual: «Hace diez años hubiese quemado Roma, ahora no»
«Creo en un Dios mayor que protege y en que todo está controlado por él», afirma el músico y cantante de rockabilly
No sabe el número exacto de tatuajes que pintan la piel de su cuerpo; «llevo unos cuantos», dice Alfonso Dual, 'Al' Dual en el plano artístico. Tiene 40 años y casi la treintena los recuerda con los dedos de las manos pegados a una guitarra. Es desde febrero el mejor músico de rockabilly, según los Premios Ameripolitan, reconocidos referentes de este estilo musical. Pero a Al Dual (Murcia, 1977) la vida le cambió hace tres años, cuando conoció a Mila, su mujer, con quien tiene una niña de uno y medio. Entonces, ríe, dejó de ser un «adolescente».
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1 -¿Un sitio para tomar una cerveza? -La plaza de las Flores.
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2 -¿Una canción? -'Young love', de Sonny James.
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3 -Un libro para el verano. La biografía de Django Reinhardt.
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4 -¿Qué consejo daría? -Persigue tu sueño, y, ¡cuidado!, porque a veces se cumple.
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5 -¿Cuál es su copa preferida? -Agua.
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6 -¿Le gustaría ser invisible? -A veces.
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7 -¿Un héroe o heroína de ficción? -No lo sé.
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8 -Un epitafio. -Vive y deja vivir.
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9 -¿Qué le gustaría ser de mayor? -Pequeño.
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10 -¿Tiene enemigos? -Sí.
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11 -¿Lo que más detesta? -La falsedad.
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12 -¿Un baño ideal? -En un 'jacuzzi'.
-¿Qué significa el tatuaje que lleva en el cuello?
-La fuerza. Es una pantera. Me lo hice hace un año y es como un amuleto.
«En la música es difícil tener amigos porque todo se mueve por caché»
-¿Duele?
-Sí, bastante.
-¿Cuántos tiene?
-No lo sé, llevo unos cuantos, diez u once. No sé.
-¿Alguno especial?
-Sí, este de la mano. Pone 'True Love'. También lo lleva mi chica, con la que tengo una niña.
-¿Cómo empezó en la música?
-De forma autodidacta, con una guitarra que me regalaron cuando tenía once años, y escuchando a Los Indios Tabajaras y alguna cinta de Elvis que había por casa. Fui descubriendo el rock and roll poco a poco, primero el que se hacía aquí, en España, y después, con internet, descubrí la palabra rockabilly. La gente piensa que engloba a Loquillo y a Los Rebeldes, pero ellos no hicieron realmente rockabilly; el rockabilly tiene que ver más con el jazz.
-¿Tenía claro que quería dedicarse a tocar la guitarra?
-Sí, siempre.
-¿Ha sido difícil?
-Sí.
-¿Cómo de difícil?
-Mucho.
-¿Con qué obstáculos se encontró y no esperaba?
-Por ejemplo, con la familia. Cuando dices que quieres tocar la guitarra, se lo toman como que te vas a dedicar a algo que no tiene futuro. Tuve a toda la familia en contra.
-¿Le costó mucho convencerlos?
-Sí, de hecho se han convencido este año, con el premio, después de casi 30 tocando.
-¿Qué le dicen ahora?
-Me animan, aunque nunca han sido de apoyar. Creo que eso ha tenido en mí un efecto positivo porque me ha obligado a no quedarme en mi zona de confort y a intentar demostrar, más que a la gente, a mis padres, que lo podía conseguir.
-¿Siente que lo ha hecho?
-No.
-¿Por qué?
-Porque queda lo más difícil.
-¿Qué es lo más difícil?
-Poder llenar un aforo de 10.000 personas, que la gente cante tus canciones y que un disco tuyo funcione.
-¿Con eso sueña?
-Sí.
-¿Y lo ve posible?
-Lo veo, sí. Es osado, pero si no, no estaría aquí
-¿En algún momento se ha sentido fuera de lugar?
-Sí. [Silencio] Sobre todo en las reuniones familiares. Cuando llega una cena de Nochevieja o Nochebuena y todos te preguntan que qué tal te va y ves que no tienes nada que contar, que no tienes nada que ver con ellos... Recuerdo esas cenas.
-¿Tiene hermanos?
-Una hermana tres años mayor. Es un poco más moderna que mis padres, pero también es conservadora.
-Ha dicho que el rockabilly es un sentimiento, ¿cuál?
-Toda la cultura de los 50 siempre me ha gustado, es una debilidad que he tenido desde siempre.
-¿Le hubiese gustado vivir aquellos años?
-Claro, seguramente el proyecto hubiese funcionado antes y no tendríamos que haber pasado el periplo de situaciones que hemos tenido que vivir para llegar hasta aquí.
-¿Qué le ha ayudado a no tirar la toalla?
-Mila [Rodríguez], mi mujer. Me ha ayudado muchísimo.
-¿Cómo la conoció?
-Ella tenía una tienda de ropa en Madrid y me llamó para tocar allí. Y surgió todo [sonríe].
-¿Que ella esté a su lado en el escenario [también toca la guitarra] qué supone?
-¡Uff!, todo. Te da una seguridad extra. Es una persona con muchísima fuerza y el apoyo es total. Llevamos tres años juntos.
A contracorriente
-Mejor músico de rockabilly en los Ameripolitan Awards, miembro del Rockabilly Hall of Fame (desde marzo), y un EP grabado en los estudios Sun Records de Memphis a la espera de salir al mercado, ¿se siente en una nube?
-No, porque esta situación ha llegado en el momento idóneo. A lo mejor hace diez años hubiese quemado Roma, pero ahora no. Estoy con los pies en la tierra, soy un músico más y todavía me queda mucho, tengo que seguir trabajando.
-¿Qué es exactamente el Rockabilly Hall of Fame?
-Un entidad que formaron Bob Timmers y la hermana de Gene Vincent, un músico americano de Virginia, que reconoce a los artistas más influyentes de rockabilly. Está la primera generación, y luego la segunda, en la que nos han incluido a nosotros.
-¿Se considera influyente?
-Ahora mismo no. Me queda muchísimo que grabar y que dar.
-¿Qué le asusta?
-El rechazo.
-¿Por qué?
-Hombre, porque no es cómodo. Imagina que empiezas a tocar en un concierto y a los cinco minutos se ha ido la gente...
-¿Qué compensa esos miedos?
-Cuando te felicitan por tu trabajo, cuando alguien que es un entendido en la materia, como me pasó en un concierto en Barcelona, viene y te felicita por tu actuación.
-¿Para qué cree que ha sido valiente?
-Para ir a contracorriente.
-¿Qué valora?
-La familia y los grandes amigos.
-¿Tiene muchos?
-No, pocos.
-¿Dentro de la música?
-Dentro de la música hay alguno pero es más difícil porque todo se mueve por caché y por dinero, y cuando las cosas funcionan muy bien, no hay problema, pero cuando las condiciones cambian...
-¿A quién admira?
-A mis padres, por la paciencia que han tenido conmigo [ríe].
-¿Ha sido muy rebelde?
-Mucho. Siempre he querido experimentar las cosas por mí mismo, pero también he sido noble y si he podido cambiar ha sido, precisamente, gracias a esa nobleza.
-¿Qué consejo le han dado siempre pero nunca ha seguido?
-Muchos, no sé. Mis padres se han equivocado poco conmigo, salvo en el tema de poder vivir de la música. Un padre y una madre quieren lo mejor para un hijo y no suelen equivocarse, lo que pasa es que nosotros no estamos preparados, ningún adolescente lo está, para aceptar consejos, y a veces la adolescencia llega hasta los 37 años.
-¿En su caso, hasta que conoció a Mila?
-Sí.
-A su madre debe de caerle muy bien.
-[Risas] Sí.
-¿En qué perdemos el tiempo?
-En discutir, porque no llega a ningún sitio, y en ver la televisión, por estar tan manipulada.
-¿Qué aparenta pero no es?
-Soy una persona bastante tímida. A veces me ha dado vergüenza saludar a alguien por la calle y quizá han podido pensar: 'Mira el chulo este', pero no es eso, es que soy tímido.
-¿Es compatible ser tímido con subirse a un escenario?
-No, pero a veces no hace falta moverse si lo das todo con el corazón. Johnny Cash no bailaba.
-Cuando dijeron su nombre en los Ameripolitan, ¿qué hizo?
-Me levanté, di las gracias a los organizadores y dediqué el premio, pero era como si aquello no fuese conmigo. Es bastante fuerte, porque este premio es como los Oscar. Creo que aún no lo he asimilado.
-¿Qué ha sido lo más bonito de volver a Murcia con el premio?
-El reconocimiento, y cómo se ha volcado la ciudad conmigo.
-¿Qué me dice de Sun Records?
-Es el sueño de cualquier músico: grabar donde grabó Elvis.
-¿Sus planes ahora?
-Una nueva grabación de rock and roll más comercial para dar a conocer más este tipo de música, y un documental, que grabaremos en Nashville (EE UU) en febrero con Antonio Alay.
-¿En qué cree?
-En un Dios mayor que protege y en que todo está controlado por él.
-¿Todas las oportunidades llegan?
-Sí, lo que pasa es que la mayoría de las veces ocurren cuando uno está preparado para vivir ordenado y en la buena dirección; mientras eso no se cumpla no van a llegar.
-¿Se cuida?
-A tope, no bebo ni fumo, lo único que tomo es café, y llevo una buena dieta, también salgo a andar todos los días; lo necesito.