Andrea Rescaglio: «Estaba en crisis, iba a dejarme la música. Pero hice una prueba en Murcia, y gané la plaza en la OSRM. Podría haber tenido otra vida...»
«Trabajé un tiempo como 'freelance' en Lugano (Suiza) y en Roma, pero también en la Orchestra di Padova e del Veneto, y en alguna otra más. ¡Al final estaba cansado de hacer 50.000 kilómetros cada año! Yo iba donde me llamaban»
Bien mirado, lo cierto es que son muy pocos los miembros de la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia, que en 2026 cumplirá 30 ... años desde su fundación. En el deseo de LA VERDAD de dar a conocer la alineación del equipo titular de la OSRM, no hay duda de que una pieza básica del engranaje profesional de la formación es Andrea Rescaglio (Italia, 1980), graduado en 2002 en el Conservatorio G. Nicolini de Piacenza (Italia) con las máximas calificaciones con el maestro Leonardo Colonna. Desde 2006 es profesor y solista de la sección de contrabajos de la formación. Diecinueve años que han pasado volando. «Hay orquestas grandes y orquestas pequeñas, y nosotros somos de las pequeñas», asume Rescaglio, discípulo de grandes maestros como U. Fioravanti, A. Sciancalepore y F. Petracchi. Rescaglio, como curiosidad, también es ciclista amateur –compite con un equipo valenciano, el Kraden Team by Kenza–, y ha subido a los podios de importantes carreras para colgarse medallas. Aunque son muchos más los aplausos que ha logrado con el contrabajo.
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–Formado en Italia y pudiendo trabajar en cualquier lugar del mundo, cómo acaba tocando con la OSRM en la Región de Murcia.
–Hay varias páginas webs donde se informan de las plazas libres o vacantes que salen a concurso en todo el mundo, y así fue como acabé viniendo a Murcia. Yo no conocía la OSRM. Lo cierto es que estaba en crisis ese verano de 2006, me iba a dejar la música. Me apunté a cinco pruebas, y me encerré a estudiar. La primera fue la de Murcia, la gané; la segunda fue en Roma, en Santa Cecilia [Accademia de Santa Cecilia], que también la gané. Pero luego me mudé a Murcia. Podía haber tenido una vida diferente estos 20 años...
–¿Arrepentido?
–¡No! ¡Nunca! ¡Qué va! Yo estoy muy contento en Murcia, donde como digo llegué por casualidad. Tenía organizado el viaje aquí para hacer la prueba, y la noche antes, el compañero que me tenía que acompañar, se puso enfermo, y yo ya no iba a venir. Pero tomando una cerveza con otros compañeros, les pregunté quién quería acompañarme mañana a España, y uno dijo «yo». Y nos fuimos. Solo no hubiera venido. Vinimos juntos en coche desde Cremona hasta Murcia, con mi instrumento.
–No había combinación de aviones hasta Murcia entonces...
–Preferí venir en coche porque facturar el instrumento es caro y bastante complicado. Con mi amigo me fui turnando al volante, y cuando llegué a Murcia, me sorprendió que éramos pocos. No me acuerdo bien si 12 o 14, pero lo cierto es que en ese tiempo en Italia había más número de candidatos en las pruebas, al menos unos 30. Pasó un mes hasta que me incorporé a mi puesto en Murcia. Fue un corte bastante fuerte, creo que el móvil italiano lo usé poco ya desde ese momento.
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En tragos cortos
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¿Es disciplinado? Un amigo me dijo que menos mal que no me gustaba la cocaína porque yo soy un adicto al trabajo, me obsesioné con el contrabajo, con el deporte... pero es que yo creo que es una de las pocas maneras de intentar ser bueno en algo.
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La música está muy presente en su vida, y desde que era un niño. Sí, yo tocaba con unos amigos canciones de Queen y The Beatles. Luego ya me pasé al contrabajo. Hoy no voy mucho a conciertos, voy más cuando voy de viaje con mi mujer.
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El jazz no le pilla... Suelo durar un minuto o minuto y medio, y ya no aguanto más. Soy de música sencilla, de rock y heavy metal, pero el jazz... ¡uf!
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¿Qué ha dejado pendiente? Tengo cosas. Tengo ideas... Pero necesito tiempo para prepararlas. Por ahora, la competición en ciclismo me exige 15 o 16 horas semanales de entrenamiento.
–Rompió con su vida anterior.
–Ahora mismo me arrepiento un poco de haber cortado, sí, porque tenía contacto con orquestas suizas que me llamaban. Ahora sí que volvería a tocar por Europa. [Rescaglio colaboró hasta llegar a Murcia con orquestas de Italia y Suiza como la mencionada Accademia de Santa Cecilia, la Filarmónica Toscanini, la Orquesta de la Radio Suiza Italiana y el Teatro Regio de Turín, y como contrabajo solista ha tocado en orquestas españolas como la del Palau de les Arts de València y la Sinfónica de Tenerife, entre otras].
El caché en Lugano
–Y así ha llegado a los 45 años...
–Sí, la vida va más rápida de lo que me gustaría a mí. Soy nacido en el 80. Recuerdo mi formación en el Conservatorio de Piacenza. Trabajé un tiempo como 'freelance' en Lugano (Suiza) y en Roma, pero también en la Orchestra di Padova e del Veneto, y en algunas más. ¡Estaba cansado de hacer 50.000 kilómetros cada año! Yo iba donde me llamaban, ese trabajo de 'freelance' está muy bien cuando eres joven, te motivas mucho, ganas mucho dinero, pero, claro, si te dicen unos amigos vente de vacaciones, tú nunca estás disponible porque no sabes cuándo te llaman para tocar. El caché de aquellos años en Lugano, por ejemplo, era de 1.000 euros por semana. Tú puedes decir que no, pero es difícil decir que no cuando te llama para tocar una orquesta importante y cuando hay dinero de por medio, al final dices que sí siempre.
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–En 2009, tres años después de acceder a la OSRM con plaza fija, se fue el solista de contrabajo de la Sinfónica de la Región de Murcia, y usted ganó la plaza de promoción interna para sustituirlo.
–Sí, hoy soy el jefe de la sección. La plantilla de solistas de contrabajo es de tres, por eso digo que la plantilla de la Sinfónica es pequeña. Y estoy muy contento.
«La carrera de músico, estudiar, prepararse para entrar en una orquesta... pienso que es más difícil que la carrera de un médico. No digo que sea más o menos útil, sino más difícil»
Andrea Rescaglio
Contrabajo de la OSRM
–Cuando estaba tan desesperado y pensó en dejarse la música, ¿qué alternativas barajó?
–Estaba tan desesperado, sí, que incluso llegué a pensar en dejarme la música para meterme de cajero en un banco. La carrera de músico, estudiar, prepararse para entrar en una orquesta... pienso que es más difícil que la carrera de un médico. No digo que sea más o menos útil, sino más difícil. Porque estudiar una obra de música clásica con un instrumento hasta que salga perfecta es lo más caprichoso, más difícil y más roñoso que hay. Cuanto más estudias, peor sale a veces... Luego vas a la prueba y dependes del juicio de otra gente, y los criterios pueden cambiar. Un velocista de 100 metros pasa primero la línea de meta, y es el primero. No hay otra forma de ganar. Pero aquí puedes ser el mejor, y no ganar, porque la música es subjetiva. Esto hace que te comas la cabeza, que te derrumbes... luego hay gente mala también. Hay que soportar muchas cosas. Supongo que es igual en otros campos. Sin duda, hay violencia psicológica. En la música clásica hay gente que para sobresalir te empuja para abajo, y hay que tener aguante para soportar este tipo de cosas.
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Precoz
–¿Cuál ha sido su mayor suerte?
–Yo he sido bastante precoz. Empecé a trabajar y a cotizar con 18 años, mientras estaba estudiando. Ya entonces veía cosas, pero era joven y no lo notabas demasiado. Luego ya empiezas a hartarte, pues hay cosas que me las han hecho a mí más claramente.
–Aquel día que se presentó en Murcia era también la primera vez que usted visitaba España.
–Sí, yo no conocía España para nada. Pero realmente mi sueño de joven era ser tan bueno como para entrar en una orquesta aquí en España, por ejemplo, y estar dos o tres años, y luego ir a Noruega, y luego a otro lado... Y todavía lo haría, pero la vida al final te pone en tu sitio. Te echas novia, te compras una casa, tienes un perro... y ya no te puedes ir.
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–En estas dos décadas que lleva en Murcia, ¿qué ha aprendido?
–He aprendido a hacer mi trabajo, que es el de solista de contrabajo de orquesta, en los últimos años. Yo me noto ahora mucho mejor, la experiencia lo hace todo. En mi trabajo y creo que en todos. De joven te notas mejor técnica y físicamente, pero la experiencia hace bastante, es cierto.
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–Los miembros de la Sinfónica, ¿pueden tocar en otras orquestas o tienen exclusividad?
–Si pides permiso aquí, y te lo dan, puedes tocar en otras orquestas. Antes la Sinfónica de la Región de Murcia era de un nivel mucho más humilde, tanto a nivel solistas como de dirección. Yo venía de tocar con la Accademia de Santa Cecilia con Zubin Mehta y Lorin Maazel, por ejemplo, y me había acostumbrado a eso. Me parecía poco lo demás si lo comparaba con eso. Pero corté con esto. Toqué unos meses, de hecho, con Ricardo Chailly en la Orquesta del Palau de les Arts de València, y resultó ser el mejor director con el que yo he tocado, y luego a Tenerife. Está bien cambiar y ver otras cosas, te nutre. La Sinfónica de la Región está en un buen momento, tiene un gran potencial, hay músicos buenísimos, y siempre digo que aquí lo que falta es dinero. Pero no es dinero para nosotros, sino que los buenos músicos vienen a donde hay más dinero también. Hemos mejorado mucho en eso, y aquí los sueldos son los que son, y repito que han mejorado, y con un sueldo de los nuestros se vive, pero hay otras orquestas que pueden ofrecer el doble en España.
«Yo lo llevo todo al extremo. El contrabajo era también una afición, y llegó un momento en que me dije: todo o nada. Y ahora con el ciclismo me sucede un poco igual»
–No se imagina volviendo a vivir en Italia y trabajando allí...
–No, vivo bien en Murcia, me gusta la vida en Murcia, dentro y fuera de la orquesta. Yo nunca he sido una persona que vive por y para la música. Hago demasiado deporte, tendría que dejármelo un poco [ríe contenidamente]. Ahora estoy con el ciclismo, y en Italia es el segundo deporte más popular. En España también. Claro que conozco a ciclistas como Alejandro Valverde, es de mi edad, nació diez días antes que yo. Yo lo llevo todo al extremo. El contrabajo era también una afición, y llegó un momento en que me dije: todo o nada. Y ahora con el ciclismo me sucede un poco igual.
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–Para qué otros instrumentos tenía también habilidades.
–Yo me apunté a chelo y contrabajo, y luego conocí a un profesor [Leonardo Colonna], que era un personaje importante en Italia, y decidí tocar el contrabajo. Yo antes tocaba el bajo eléctrico. Leonardo fue un contrabajista célebre, fue mi maestro del conservatorio, todavía vive. Me llevó desde el principio hasta el final de la carrera. En mi familia no hay músicos, soy una rara avis, pero puede que haya ayudado no tener a nadie que te moleste. Mis padres vienen a verme a los conciertos, están encantados de la vida con que me dedique a esto.
El mismo contrabajo desde 2001
–La orquesta tiene instrumentos, pero usted siempre acarrea el suyo, prefiere tocar el suyo.
–Desde el 2001 tengo el mismo contrabajo, este instrumento con el que toco es el mismo que me traje a la prueba de Murcia. Yo no soy una persona que le coge cariño a las cosas, pero en este caso ya llevamos juntos muchos años. Una vez se me cayó en casa y se me partió el mástil, y cambié el mástil y ha seguido funcionando. Yo estoy más hecho a él.
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–¿Cuánto tiempo dedica a estudiar? ¿Cada semana es distinta?
–Voy por periodos. Todos los días me pongo a estudiar, y, en general, he tocado casi todo lo que vamos a tocar. Pocas veces hacemos estrenos. A veces viene algún alumno a casa, y tocamos.
«En una situación normal, en una ciudad donde solo hay una orquesta, uno que tuviera mi plaza debería tener a mucha gente para mostrar su trabajo. Yo le he preguntado a algunos compañeros y mi conclusión es que desde los conservatorios no hay tanto amor por la Sinfónica de la Región de Murcia»
–¿Cómo ve a las nuevas generaciones de instrumentistas?
–De contrabajistas, en Murcia, no sé por qué, nunca ha habido una escuela. Ha faltado muchos años profesor en el Conservatorio Superior, ahora por fin tienen catedrático, una chica que vino este año, pero de momento no hay una escuela muy fuerte. Yo he visto chicos muy buenos, es verdad. En una situación normal, en una ciudad donde solo hay una orquesta, uno que tuviera mi plaza debería tener a mucha gente para mostrar su trabajo. Yo le he preguntado a algunos compañeros y mi conclusión es que desde los conservatorios no hay tanto amor por la Sinfónica de la Región de Murcia. Eso es malísimo para todos, eso no trae nada bueno ni a la OSRM ni a los conservatorios.
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–¿Qué ha hecho en cada ciudad donde ha ido a tocar?
–Yo cuando he ido a un lugar a tocar he ido a dar clases con el solista de contrabajo de la orquesta de la ciudad. Ojalá hubiera habido una orquesta por mi ciudad, por Piacenza, donde yo iba al conservatorio, para haber ido a clases con el solista de contrabajo.
–¿Ha corrido alguna vez en bici con Carlos Escobar [especialista en Otorrinolaringología de la Arrixaca, profesor asociado de la Universidad de Murcia, clarinetista y melómano, articulista de 'Música Inesperada' en LA VERDAD, y también ciclista]?
–Sí, sí, lo conozco más por la bici. He salido con él, por supuesto. Es un excelente profesional, él siempre venía a los ensayos con su clarinete y su partitura, y ojalá que siga haciéndolo mucho tiempo.
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