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ZIGOR ALDAMA
Domingo, 27 de enero 2019, 13:28
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La señorita Wu, como se hace llamar en internet esta veinteañera de la provincia central de Henan, no encaja en el canon de belleza que impera en China. «Estoy un poco rellenita, tengo la cara redonda, la nariz demasiado chata, la tez un poco oscura y con muchos granos, y los ojos pequeños porque no tengo el doble párpado característico de los occidentales», explica. Wu reconoce que su aspecto ha sido un pesado lastre durante la adolescencia: «He estado acomplejada durante años y los compañeros de clase se reían de mí. Estaba en el grupo de las feas».
Pero, ahora, Wu le ha dado la vuelta a la tortilla. Después de haber estudiado para ser esteticista, decidió poner a prueba en su propio rostro los conocimientos adquiridos y quedó asombrada con el resultado. «Hay muchísimos productos cosméticos para mejorar nuestra imagen. Solo hay que saber cómo utilizarlos para lograr una transformación completa», afirma. Y no miente. De hecho, lo demuestra en vídeos con los que ha logrado ganarse bien la vida. «Retransmito en directo mis sesiones de maquillaje explicando cómo doy cada paso a través de varias plataformas, y también subo vídeos a Douyin -una adictiva aplicación móvil de clips de 15 segundos que en Occidente se conoce como Tik-Tok-. Gano dinero y a veces promociono marcas que fabrican algunos de los productos, sí, pero también ayudo a que chicas como yo se sientan mejor consigo mismas».
La Wu que aparece al principio de cada vídeo y la que termina siendo al final no tienen nada que ver. Ni siquiera parecen la misma persona. De hecho, en alguna ocasión se ha maquillado solo la mitad de la cara para mostrar el antes y el después del milagro cosmético simplemente tapándose el otro lado con la mano. «Al principio solo hacíamos estos vídeos unas pocas, pero ahora se ha puesto de moda y hay mucha competencia», afirma Wu. El asunto se ha convertido en un buen negocio. No en vano, es fascinante observar la transformación. Sobre todo a cámara rápida, que es como suelen subirse estos vídeos a Douyin.
Wu tiene claro que el canon de belleza que impera en China es el occidental, con algunos toques importados de Japón y de Corea del Sur. «Nos gusta todo lo que no tenemos», bromea en conversación con este periódico por WeChat, la aplicación de mensajería más utilizada de China. «Queremos una piel muy blanca, más blanca que la de los extranjeros de raza blanca incluso, unos ojos grandes, un mentón afilado, un tabique nasal elevado y una nariz aguileña», resume. «No es algo que sucede únicamente en China; de hecho, muchos de los productos que utilizo son surcoreanos o japoneses».
Basta una búsqueda en Taobao, la principal plataforma de comercio online de China, para encontrar cientos de productos diferentes, a cual más curioso. Predominan los esparadrapos de color carne con diferentes funciones. «Los más populares son los que simulan el párpado superior -que no suele estar presente entre la población del este de Asia- y agrandan los ojos. Si, además, añadimos unas pestañas postizas y unas lentillas con color, nuestra mirada cambia muchísimo», explica en un vídeo otra joven que muestra sus dotes con el maquillaje.
Luego hay cintas adhesivas de diferentes grosores que, aplicadas en el mentón, crean la sensación óptica de que es más estrecho y estilizado. Y por solo 37 yuanes (4,7 euros) se puede comprar un rollo de otro adhesivo que estrecha la nariz. «Pero si parece un ajo, tienes que buscar otras soluciones», señala Wu entre risas. Para los casos más extremos, se venden prótesis nasales de silicona que se aplican por encima de la nariz y que se disimulan con la base del maquillaje. Una de las tiendas de Taobao también vende un artilugio de plástico negro que se introduce en los orificios nasales y que, según asegura en el vídeo introductorio, eleva el tabique nasal y estrecha los orificios.
Así, no es de extrañar que los hombres chinos bromeen con fórmulas para descubrir si la mujer con la que han concertado una cita romántica es como aparenta ser. Algunos incluso proponen llevarla a la piscina para que se bañe y que el agua se lleve por delante el maquillaje. «Si dice que no puede nadar, la empujas y la rescatas», escribió un joven en un comentario recogido por el 'Daily Mail'.
Pero el asunto no es ninguna broma. De hecho, esta moda, sumada a la obsesión por hacerse 'selfis' con filtros de belleza que logran resultados similares gracias a sofisticados sistemas de software, preocupa ya a sociólogos y psicólogos. «Se ha importado un estándar de belleza que niega los rasgos de la mujer asiática», explica Xu Anqi, sociólogo de la Universidad de Fudan. «La cara 'wang hong' -como se conoce a las nuevas celebridades de internet, como Wu- no es natural en este continente, por lo que solo se puede lograr pasando por el quirófano, con sofisticadas técnicas de maquillaje o a través de filtros para fotografías. En cualquier caso, es artificial y crea un problema de imagen y de identidad», añade.
Naomi Osaka es una gran jugadora de tenis que tiene todo lo necesario para convertirse en un ídolo en su país natal, Japón. Pero la piel morena que ha heredado de su padre haitiano no encaja en el canon del país. Ha tenido que escuchar multitud de veces que no es lo suficientemente japonesa, y ahora uno de sus propios patrocinadores, Nissin, ha creado más polémica al blanquear su tono de piel en un anuncio televisivo de fideos al estilo manga. Osaka se convierte en un dibujo animado de piel blanca. Al final, la empresa ha tenido que disculparse. «Aceptamos que no somos lo suficientemente sensibles a estos temas y prestaremos más atención a la diversidad en el futuro», afirmó un portavoz de la compañía.
Wen Hua, autora de 'Comprando la belleza', un estudio sobre el canon estético de China, es de una opinión similar. «Las empresas hacen dinero fabricando un deseo por la perfección», dijo al diario 'South China Morning Post'. Wu Guanjun, profesor en el campus de Shanghái de la Universidad de Nueva York, añadió en el mismo periódico que «los jóvenes chinos están bombardeados por imágenes de celebridades que les hacen olvidar la relación entre esfuerzo y recompensa». Todos quieren tener una cara perfecta para ganar dinero en internet como Wu, un fenómeno que supera al de los 'youtubers' e 'instagramers' de Occidente.
El problema es que en China esta obsesión por acercarse al canon de belleza ario a veces acaba en tragedia. Porque muchas jóvenes, no satisfechas con los resultados que ofrecen las técnicas de maquillaje de Wu, optan por el bisturí para lograr la 'cara perfecta'. La cirugía más demandada es la periorbital destinada a crear el párpado superior, pero también triunfan otros procedimientos. Y en un país donde la sanidad aún es precaria y los estándares éticos todavía no son muy elevados, eso puede tener graves consecuencias. Buen ejemplo de ello es la estudiante universitaria de 19 años que murió la semana pasada en la ciudad de Guiyang debido a una reacción adversa provocada por la anestesia que le habían inoculado para moldearle la nariz a su gusto. Xia Lisha había pagado 26.900 yuanes (3.500 euros) por la operación en uno de los centros con mejor reputación de la capital de la provincia de Guizhou. «Solo quería estar guapa, no merecía morir así», dijo su madre, desconsolada, a la cadena oficial CCTV.
En China operan cientos de clínicas de cirugía estética que no cumplen con todos los requisitos legales. Muchas se esconden detrás de la fachada de salones de belleza e incluso de peluquerías. El año pasado la Comisión Nacional de Salud detectó 2.700 casos irregulares, la Policía cerró 728 fábricas que producían sin licencia cosméticos por valor de unos 100 millones de euros, y el número de denuncias por procedimientos incorrectos superó las 20.000. «No me fío de los cirujanos chinos, por eso me he ido a Corea a hacer el procedimiento del doble párpado», explica Chen Qing, una joven de Nanjing que ahora muestra con orgullo su doble párpado y su nariz esbelta. «Si tienes dinero, es mejor ir a Seúl», dice. Claro que mucho más seguro, y barato, es seguir los consejos de Wu.
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