El submarino, en el hangar de Marsella. AFP

Francia no sabe qué hacer con el submarino de Jacques Cousteau

El precario estado del edificio de Marsella donde descansa el Saga obliga a prohibir las visitas

Sábado, 9 de agosto 2025, 00:19

Una de las joyas del submarinismo del siglo XX se encuentra en peligro. El Ayuntamiento de Marsella ha decidido cerrar el acceso al edificio donde ... está uno de los submarinos del mítico oceanógrafo francés Jacques-Yves Cousteau (1910-1997). Se trata, en concreto, del Saga, la mayor de las naves que este exmilitar y precursor de la ecología diseñó durante los años sesenta. El sumergible podía visitarse normalmente en el puerto de la segunda ciudad más poblada de Francia, pero eso ya no resulta posible desde el 31 de julio.

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Las autoridades marsellesas han prohibido la entrada a los visitantes, pero también a los miembros de los Compañones del Saga, una asociación que intenta preservar el legado de Cousteau. Han tomado esta decisión debido al estado muy precario del edificio donde está resguardada la embarcación, cuya última incursión marítima fue en 1992. «Las pruebas muestran que esa plataforma portuaria está muy degradada. Se considera elevado e inminente el riesgo de hundimiento, ya sea por vibraciones o una sobrecarga», indicó el Ayuntamiento en un comunicado difundido esta semana.

«Hemos tomado esta decisión de manera coordinada con los distintos actores afectados, con el único objetivo de proteger a los visitantes, usuarios y al personal», añadió la municipalidad. El Consistorio subrayó que «la seguridad de los marselleses es su prioridad absoluta».

Leyenda de la oceanografía

El puerto de Marsella acoge desde hace décadas este icónico submarino amarillo, que hasta hace poco servía como atracción turística y objeto de interés para los fanes de Cousteau. Comandante de la marina francesa y apasionado del fondo marino, batió en 1947 un récord mundial al descender 100 metros bajo el mar. Desde entonces, se dedicó a investigar esos ecosistemas y divulgar sus conocimientos con películas y libros, caso del best-seller 'El mundo del silencio'.

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Gracias a la adaptación a la gran pantalla de esa obra, Cousteau ganó en 1956 la Palma de Oro en el Festival de Cannes. Además de la actual situación delicada del Saga, se encuentra en un estado precario la primera de las naves que utilizó para hacer oceanografía: el Calypso, adquirido en 1950.

Los fanes de Cousteau, especialmente los miembros de los Compañones del Saga, han acogido con una evidente frialdad la decisión de impedir el acceso a la plataforma del submarino. «Nos hemos quedado en la calle debido a un informe lleno de errores y a la precipitación del Ayuntamiento y el puerto», denunció Marius Orsi, vicepresidente de la asociación, en declaraciones al diario 'Le Figaro'. «No podemos utilizar el hangar y continuar con nuestro trabajo. Nuestro objetivo es salvar la nave y el patrimonio que representa», añadió.

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Los miembros de esa organización tienen como objetivo sacar el submarino de la plataforma que corre el riesgo de derrumbarse. Les gustaría llevarlo hacia el muelle del Museo de la Civilización de Europa y del Mediterráneo (MUCEM), una de las principales instituciones culturales de Marsella. «Ya habíamos realizado una primera prueba técnica para saber si resultaba posible sacarlo y acercarlo al MUCEM», apuntó el vicepresidente de los Compañones del Saga.

Los admiradores del oceanógrafo también han mostrado su preocupación por la situación del 'Camembert de Cousteau', un edificio con forma circular –de ahí viene su nombre– y donde trabajaban en los sesenta los ingenieros que diseñaban las naves del comandante. Ese bloque de oficinas se encuentra actualmente amenazado de demolición, a pesar de las movilizaciones de vecinos en la ciudad foceana para evitarlo. Pese a su leyenda, el legado de Cousteau está amenazado.

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