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El Real Murcia estaba obligado a realizar un ejercicio de supervivencia emocional sobre el césped del Rico Pérez. Una semana más saltó a jugar su ... partido sabiendo que el Ceuta, el líder, no se había dejado ningún punto ante el Mérida un día antes y que la fiabilidad del cuadro norteafricano le obligaba a ganar al Intercity para mantener viva la llama del ascenso directo. Por lo tanto, tenía mucho que perder en Alicante y poco que ganar en un duelo que al menos le podía servir para casi asegurar el 'playoff' de cara a las tres últimas jornadas ligueras. Al mismo tiempo, debía ganar para sobrepasar al Ibiza que, pese a que no ganó al Recreativo, con su punto adelantó a los granas.
Pero nada de eso pasó hasta el tramo final del partido. De hecho, durante gran parte del encuentro parecía que el equipo grana se borraba de la lucha por el primer puesto, que no daba la talla ni siquiera para intentar apretar al Ceuta hasta el final de la liga regular. Incluso, lo que debía ser una fiesta en el Rico Pérez, donde los granas harían oficiosamente de locales, durante algunos momentos fue una tortura.
Intercity:
Pol Freixanet, San Emeterio, Pol Llonch, Julio Gracia (Modeste, 81), Borja Martínez, Álvaro Pérez, Nacho González, Miki Codina, Sergio Montero (Andreu, 81), Ñito (Locadia, 59) y Keyner (Mestanza, 59).
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Real Murcia:
Gazzaniga, David Vicente, Alberto González, Saveljich, Kike Cadete, Moha (Yriarte, 54), Palmberg (Pedro León, 76), Juan Carlos Real (Boateng, 76), Pedro Benito (Alcaina, 59), Davo (Loren Burón, 54) y Flakus.
Goles: 0-1, min.77, Jorge Yriarte.
Árbitro: Fernando Bueno Prieto, del colegio madrileño. Mostró tarjeta amarilla a Pol Llonch.
Incidencias: Rico Pérez de Alicante, 4.000 espectadores, cerca de 3.000 de ellos llegados desde Murcia.
El Murcia se mostró apagado pese a tener enfrente al colista, generó demasiadas dudas por su falta de intensidad y energía, pero se agarró a la pizarra y a la suerte en el tramo final para sumar tres puntos que mantienen viva la esperanza de la familia grana de agarrar el liderato, un reto cada vez más lejano pero no imposible.
Fran Fernández, a priori, sacó el mejor once posible en Alicante. El choque estaba marcado por lo inusual de ver jugar al Intercity como local en el campo del Hércules y con la mayoría de los espectadores que poblaban la grada con camisetas granas. El sueño del equipo alicantino de alcanzar el fútbol profesional se ha desplomado con una campaña para olvidar.
Eso sí, en sus filas dos futbolistas con pasado grana querían saldar cuentas pendientes. Julio Gracia, reivindicarse de cara a los directivos del club que el año pasado no le valoraron y le dejaron marchar, mientras que Borja Martínez, que hace poco perdió un juicio contra el Real Murcia, quería demostrar que también que el club se equivocó hace dos campañas cuando lo despidió por un tema médico que levantó ampollas. Eso hacía el duelo más peligroso y traicionero para los granas pese a que su rival estaba casi descendido.
De hecho, lo del Real Murcia en la primera parte fue preocupante. El equipo grana dejó mucho que desear ya que solo algunos de sus futbolistas se salvaron. Como Flakus, que siempre genera peligro. O Gazzaniga, que evitó goles alicantinos. Incluso Palmberg, que apareció en los últimos minutos de la primera parte. Pero poco más. De hecho, nadie hubiera dicho que el Intercity tenía casi los dos pies en Segunda Federación y los granas los que peleaban todavía por un liderato que, con el juego de la primera parte, era misión imposible.
El duelo arrancó con dos grandes acciones de los extremos del Intercity, dos de las que los extremos del Real Murcia no generan. La primera, una de Borja Martínez, que fabricó una incursión, de fuera para adentro, que acabó con un disparo que Gazzaniga paró cuando ya entraba por la escuadra. La segunda fue de Keyner, que imitó a su compañero, pero por la otra banda. Solo habían pasado tres minutos y la respuesta grana fue cosa de Flakus gracias a un gran remate de cabeza a centro de David Vicente que paró con solvencia Pol Freixanet.
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Parecía que el equipo de Fran Fernández despertaba, pero fue un espejismo ya que siguió siendo mejor el Intercity, a pesar de que jugaba por nada. Además de Borja Martínez, que firmó otra gran internada con disparo ligeramente desviado, también se probó Sergio Montero, que mandó el balón arriba. Solo el '9' grana dejaba destellos de calidad en el ataque visitante, como dos disparos a puerta de forma consecutiva que atajaron el portero y un defensor. Pero la chispa del esloveno no bastaba para saciar a los casi tres mil aficionados granas que habían viajado a Alicante y que le pedían a su equipo que le echara más casta para ganar el partido. O mucho cambiaban el partido y las sensaciones en la segunda parte, o lo del Rico Pérez acabaría muy mal esta vez.
En el arranque de la segunda mitad el Real Murcia no mejoró. El Intercity siguió teniendo el balón y el equipo grana mostraba no estar metido en el partido ni para presionar a su rival. El centro del campo también se cayó y Fran Fernández tuvo que intervenir sentando a Moha, muy lejos de su mejor versión, y a Davo, excesivamente frío y apático, para dar entrada a Yriarte y Loren Burón, que disfrutarían de una nueva oportunidad. Lledó también metió a Locadia, dinamita de primera calidad. Pero el choque era insulso, gris y solo una acción de calidad individual podía alterar el marcador. El técnico grana también dio la entrada a Alcaina, al que va a necesitar en el 'playoff'.
Pero tampoco fue la solución y otra vez el Intercity disfrutó de mejores acercamientos. Incluso hizo sufrir al Real Murcia, que esperaba atrás pese a los pitos de sus aficionados. Hasta que los granas tuvieron el golpe de suerte que no ha tenido otras veces. Fran Fernández tiró de Pedro León y el muleño se lo pagó sirviendo un gran centro a Yriarte para que éste alojara el balón en el fondo de la red con un potente cabezazo.
Y así, empujado por la gran mancha grana del fondo norte del Rico Pérez, el Murcia se mantuvo en pie hasta el final pese a los sustos de última hora y los palos de su rival. Al menos se fue a casa con tres puntos que le permiten soñar una semana más con la gloria.
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