Soy del Murcia
Mis colegas y compañeros de reuniones más o menos intelectuales suelen comentar, en las pausas de congresos o jornadas, los aciertos de Lamine Yamal o ... la decepción de los merengues esta temporada. No creo que el gusto por el balón sea exclusivo del pueblo llano. Se sorprenderían de la cantidad de futboleros que hay en las artes. Pues bien, cuando llega la pregunta que temes recibir sobre de qué equipo eres, inclino la cabeza y digo casi en susurro: del Real Murcia. ¿El Murcia? ¿Dónde está el Murcia, en Segunda División B? (Los aficionados de los grandes equipos no miran más allá de la Primera División y, si acaso, de la Segunda). En el tercer escalón, añado tímido a modo de aclaración. Por muchos años, podría añadir.
Comparto la decepción de los aficionados del Real Murcia cuando hace apenas unas horas nos apearon de la posibilidad de 'salir del pozo'. Decepción, por cómo venían las cosas, pero decepción previsible. Como espectador de muchos y muchos partidos, creo saber más por viejo que por diablo. Y algo me decía que este año tampoco. No refrescaré memorias de partidos de esta temporada malos malos, porque no merece la pena ya. Sí diré que la suerte que tuvimos en muchos de ellos se nos volvió en contra. Ganar en el último minuto cuando no lo merecíamos, ocultaba la realidad: que este año tampoco. También hubo partidos que empatamos o perdimos al final, cierto. Pero fue la buena suerte la que ha resultado negativa. Esa suerte hizo que no viéramos la evidencia de un conjunto de medio pelo. El 'si no rula chamba' mantenía en puestos altos a un equipo con una plantilla descompensada (ocho extremos, tres centrales, ningún cierre nato), un entrenador que no sabía si meter criada o ponerse a servir (terminó jugando el 'playoff' con dos extremos a los que había sentenciado), y un presidente que no supo tomar decisiones cuando se necesitaban. Esa es la breve historia de una temporada para el abonado número 24. Mucho ruido y pocas nueces.
¿Y ahora qué? Esperemos que no sea lo de siempre: echar a casi toda la plantilla, fichar a casi tantos y olvidarte de la cantera. Nuevamente, volver a empezar. Deberíamos aprender que los equipos se consiguen dándoles tiempo, logrando mantener un modelo, como viene diciendo desde siglos atrás mi amigo Xavi Juliá. Lo demás es improvisación, vulgaridad. Estoy seguro de que el mayor decepcionado de todos será el presidente Felipe Moreno. Habiendo logrado la proeza de reflotar en lo económico al club, no ha sabido elegir las piezas deportivas adecuadas. Por eso sus lágrimas se habrán unido con razón a las de los miles y miles de aficionados, a quienes les digo que no se preocupen, que son jóvenes y que seguro que verán subir al Real Murcia. Somos los mayores los que lo tenemos más difícil.
¡Ah! Y seguiré diciendo, entre mis colegas madridistas, culés o colchoneros, que soy del Murcia... 'manque' no suba.
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