Todo lo que sucede cuando muere una madre

El murciano Luisma Soriano ganó en 2021 el prestigioso Premio Born de Teatro, organizado por el Cercle Artístic de Ciutadella de Menorca. La obra con la que consiguió el favor del jurado es 'El desmoronamiento de la ternura', un texto profundo y complejo que aborda el duelo desde sus múltiples estados. La obra fue destacada, entre otras virtudes, por su capacidad de aplicar al sentimiento de ternura y la habilidad para darle a esta una dimensión irónica. Ahora ese proyecto ha sido llevado a escena de la mano de Plataforma Conectada y Compañía Ferroviaria y bajo la dirección del propio Soriano, director de escena y profesor de la Escuela Superior de Arte Dramático de Murcia, que pondrá en pie la obra con el mismo nombre esta tarde y mañana en el Teatro Circo. La ocasión merece un especial reconocimiento, pues se celebra el estreno absoluto de la representación. Para ello se subirá al escenario un elenco formado por Toni Medina, Eloísa Azorín, Verónica Bermúdez, Juanjo F. Larcon y Mariló Molina.

La obra trata de todo lo que se desencadena ante la muerte prematura de una madre. La pérdida de la figura materna cuando no se espera –aunque seamos sinceros: nunca se está preparado para ello– provoca infinidad de respuestas para las que no se puede ni se debe buscar explicaciones. Las reacciones van desde la incontinencia verbal, cruel y rabiosa por tener dentro un dolor abrasador hasta el silencio y la quietud de quien no sabe cómo actuar, a la observación como modo de percibir una energía que permanece todavía latente. Porque la presencia de una persona no se olvida en el instante en que desaparece físicamente, sino que se transforma en otra cosa.

En este texto desgarrador y real como la propia vida, un hombre llamado Sais siente que se le desmorona la ternura tras haber perdido a su madre. Bajo un estado de perplejidad, decide emprender la búsqueda del calor de su cuerpo muerto. Solo anhela un modo de comunicarse con ella, por lo que buscará su energía restaurada en otro lugar. Mientras tanto, todo signo de cariño y ternura que hubiese en su vida, se va desvaneciendo y desmoronando. Además de contar la historia desde la visión del hijo que busca el calor del consuelo antes de que desaparezca del todo, también se expresa desde la madre. Ella observa la continuación del mundo sin ella y, sabiendo que su rastro se irá perdiendo con el tiempo, quiere responder a las ansias de comunicarse de su hijo.

Con este complejo planteamiento, Luisma Soriano es capaz de abordar el duelo desde el caos y el exceso como forma de escapismo ante la cruda realidad de la muerte. Para conseguir esa sensación, el texto indaga y se mueve en ese momento donde las circunstancias no son favorables, cuando vivimos en un equilibrio entre las fuerzas pasionales y racionales, porque el corazón y la cabeza entran en una lucha continua por comprender y vivir con lo sucedido. En medio de ese debate, «no hallamos la ocasión de ejercer actos de dignidad suprema», describe la obra. Las razones las explica la propia naturaleza impredecible del momento: bien sea porque la realidad se impone con sus tiempos distintos a los que necesitamos, o bien porque las personas cercanas son incapaces de empatizar totalmente con ese estado. Sufrir el duelo por la muerte de la persona que te dio la vida es sumirte en una espiral que pasa por todas las fases de una despedida cruel que sucede de manera inexorable.

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