«Nos ponemos muy poco en la mirada del otro»
Concha M. Montalvo traslada con su obra a La Capilla de la UMU la lucha de la mujer por la protección del planeta
Concha M. Montalvo
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Cuándo De lunes a viernes, de 9.00 a 20.00 horas. Hasta el 30 de septiembre.
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Dónde Sala La Capilla del Rectorado de la Universidad de Murcia (Paseo Teniente Flomesta, 5. Murcia).
Concha M. Montalvo (Madrid, 1962) posa tras la roja cortina de hilos que conforma su obra. Está descalza. Bajo sus pies se extiende una gran ... alfombra de granos de trigo a la que van a parar las hebras de color sangre que caen frente a ella. Extiende las manos como si quisiera abrazarlas y sus ojos miran a las más de trescientas piezas de porcelana de las que parte esta lluvia roja, nombre de la obra que, hasta el próximo 30 de septiembre, expone en la sala La Capilla de la Universidad de Murcia (UMU).
La pieza, una instalación creada expresamente para este espacio desacralizado, forma parte de una serie en la que Montalvo, profesora de la Escuela de Arte de Murcia, lleva trabajando desde hace tres años. Aborda el vínculo de la mujer con la tierra y el medio natural, un lazo por el que se interesó a partir de una obra que realizó para la exposición 'Estación de primavera', en el Palacio de Santa Quiteria, en Murcia, y cuya inauguración, el 22 de abril de 2018, coincidió con el Día Mundial de la Tierra. Especialmente interesada en visibilizar el universo femenino, comenzó, recuerda, a buscar mujeres cuyas vidas estuvieran estrechamente ligadas a la naturaleza. Se encontró, relata, con que «en la mayor parte del planeta hay mujeres trabajando en los campos, pero la propiedad de esos terrenos, en la mayoría de los casos, son de los hombres». «Aquello –cuenta– me llamó mucho la atención» y le llevó a plantearse esta serie en la que le interesa poner de relieve «la relación que tenemos con el planeta y cómo estamos destrozándolo», pero también «cómo mujeres de muchas partes del mundo se unen para protegerlo». Su obra habla de «Berta Cárceres, que luchó en Honduras contra la minería y las hidroeléctricas»; de Mira y Sarala Bhen, promotoras en la India del movimiento Chipko en contra de la tala de árboles; o de Rachel Carson, en cuyo libro 'Primavera silenciosa' «denunció la desaparición de las aves de los bosques estadounidenses a consecuencia de la industria petroquímica».
«Lo que pretendo es que el espectador se haga preguntas, que cuestione aquello que ve»«En la mayor parte del planeta hay mujeres trabajando en los campos, pero la propiedad de esos terrenos es de hombres»
Pero la obra de Montalvo también habla de la naturaleza humana. La lluvia roja que ocupa la estancia es una metáfora del flujo menstrual. Trescientas piezas de porcelana con forma de copa vaginal son las que sostienen los hilos tras los que posa Montalvo, también interpretados como la sangre derramada de un cáliz. «Mi obra –explica– tiene muchas lecturas y lo que pretende es que el espectador se haga preguntas, se cuestione aquello que ve». «Habrá quien se quede solo con la belleza de la obra, pero también quien se cuestione el por qué del trigo o por qué sobre él se vierte la sangre». Para Montalvo el gesto es reflejo de la herida del planeta, una herida «que está ahí; solo hay que mirar el Mar Menor, cómo se están destruyendo los polos o cómo los plásticos están inundando los mares».
Con anterioridad a 'Lluvia roja' y la serie en la que se integra –formada por más de 40 obras y todavía en fase de desarrollo–, Montalvo abordó la figura femenina a través del dolor de la violencia de género, y de «cómo el patriarcado –explica– termina constriñéndola». Después de aquel trabajo, que le supuso un fuerte desgaste emocional, tuvo que parar. Su última pieza, recuerda, recogía los nombres de trescientas mujeres asesinadas a manos de sus parejas o exparejas, y también el de sus verdugos. «Terminé mal», reconoce Montalvo, sabedora de que su obra incomoda porque «cuestiona aquello que hemos aprendido de memoria. Nos ponemos muy poco en la mirada del otro y mi obra lo hace constantemente», reflexiona.
Al arte, al que se asoma con la convicción de que «nos hace mejorar como personas», recurre con la intención de materializar sus dudas, de cuestionarlas a través de esculturas, instalaciones o cerámicas, pero sin una meta fija. Tampoco la tiene con esta última serie, de la que por el momento solo ha expuesto 'Lluvia roja', aunque pronto llevará a Portugal otra pieza titulada 'Capital'. «Creo que las mujeres tienen mucho que decir», deja claro esta artista que, por rebeldía, de niña quiso ser bombero.
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