Estreno de otra innecesaria entrega de 'Fast & Fourius'
Vin Diesel conduce hacía el taquillazo
Por si a la sequía, la guerra de Ucrania, la subida de las hipotecas, los políticos en campaña, los libros de Paulo Cohelo, y el ... repunte de las alergias no fueran suficientes desgracias, hoy se estrena una nueva entrega de la saga 'Fast & Fourius'.
Como en otras series de películas que incomprensiblemente reaparecen con la pertinencia de un herpes, la manera de explicar que hoy nos llegue 'Fast X' son los números. Concretamente seis mil millones de dólares, lo que ha recaudado solo en taquilla la saga completa, y que lleva todo el siglo XXI dando el follón. Así que comprenderéis que a los productores les resbala que yo la considere el sueño húmedo de los macarras (que sería un Ferrari rojo circulando a toda velocidad sobre una pista de tangas negros mientras tira billetes por la ventanilla).
Vin Diesel, Michelle Rodriguez y Jason Statham son de nuevo los buenos, y Jason Momoa el malo malísimo, capaz de destruir Roma para vengarse de esos peculiares ladrones. Lo que no me encaja es la majestuosa presencia de la nonagenaria, y oscarizada, Rita Moreno en ese vehículo para satisfacer la libido de los poligoneros escuchadores de reggaeton. Por supuesto, tiene los tres componentes que harán las delicias de los heterobásicos: coches guapos, chicas guapas y chicos golfos. Este reduccionismo no nace del elitismo sino de saber que estas películas aportan tanto al cine como el Big Mac a la cocina. Por cierto, en 2025 llegará la ¿última?, si nadie lo remedia, con el original título de 'Fast X. Part. 2'. Si no me atropellan, prometo plagiarme estas líneas entonces y nadie se dará cuenta.
Del mismo país, pero desde otro hemisferio emocional y presupuestario, nos llega el drama norteamericano 'Una buena persona', de la mano de Morgan Freeman, que siempre es garantía de al menos ver una interpretación decente, aunque en ocasiones no pase de meter la segunda marcha.
En este largometraje con hechuras de telefilme hace de padre que perdió a su hija en un accidente, a pesar de lo cual aún es capaz de rescatar de la depresión y la amargura a una chica implicada en aquel accidente, encarnado por Florence Pugh. Lo convencional de la realización al menos permite que no nos distraigamos de la versión original, que es una gozada, porque la voz de Freeman es, sin duda, la voz de Dios.
La cosa se pone cuesta arriba con el estreno de 'Alice, cariño'. Lo digo porque es tan cómoda de ver como una vasectomía, pues algunos comportamientos que contemplamos los hemos visto a nuestro alrededor. Es la historia de un maltrato psicológico y sutil dentro de una pareja aparentemente perfecta. La chica intenta huir de ese borrado de personalidad refugiándose unos días con amigas, pero él no lo va a permitir. Es la opera prima de su realizadora y se queda en tierra de nadie, entre el thriller, el terror y el melodrama.
Ahora toca un film italiano inclasificable. Un drama sobre el paso del tiempo a través de dos amigos que llevan caminos distintos, y que se criaron en algo parecido a las montañas de Heidi. No tiene pinta de ser un carnaval, pero tampoco de ser la biblia apócrifa de las relaciones de las amistades inseparables. Eso sí, a los paisajes solo le falta la vaca del anuncio de Milka.
'En busca del mapa perdido' es una película eminentemente juvenil, con pretensiones de entretenimiento 'hollywodense' de digna serie B. Un millennial que es incapaz de separarse de la tecnología hereda un extraño atlas de su padre, que resulta que mucha gente busca, lo que le llevará a meterse en problemas. Una mezcla de la jugable 'Ready Player One' (2018), del universo de 'Jumanji' (1995) y de los libros que cobran vida de 'Pesadillas' (2015). Hace honor a la tradición del cine de aventuras (a pesar de ser belga).
Fuera de cámara ha quedado la negativa del ya mítico director Martin Scorsese, de participar en la sección competitiva en el Festival de Cannes. El realizador estrenará allí 'Killers of the Flower Moon' sin estar expuesto al inmisericorde juicio del jurado. Quizás los festivales se empiecen a quedar para nuevos creadores y nuevas películas, mientras las personalidades consagradas prefieren no exponerse a reseñas malas antes de su estreno.
Que tengáis una semana de cine.
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