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Traslado del Conservatorio, mejor al sur que al norte

Todos esos niños que con tesón y fuerza cogen el tren para hacer lo que les gusta se merecen nuestra más sincera admiración

Lunes, 9 de diciembre 2019, 08:11

Llevo ya muchos años viajando en el tren. He visto cosas que no creerían, incendios, paradas en medio de la nada, transbordos por averías, pero no vengo a hablarles de eso hoy, lo dejo para otro artículo más adelante. Hoy quiero escribir sobre esos niños y niñas que cogen el tren con apenas doce años para hacer lo que les gusta, bailar o tocar un instrumento en los conservatorios regionales. Son estudiantes con un alma especial y vienen de todas partes de la Región a la ciudad de Murcia, en algún caso de los pueblos del sur de nuestra provincia limítrofe, pues nuestros conservatorios, con su excelente profesorado, atraen el talento. Algunos de los que suben a ese tren con doce años llegan lejos, como el totanero Valentino Moneglia, y los periódicos les dedican unas páginas, aunque, con ellas o sin ellas, todos esos niños que con tesón y fuerza cogen el tren para hacer lo que les gusta se merecen nuestra más sincera admiración.

El caso de los centros regionales es un ejemplo de la necesidad del transporte público a los centros educativos y que estos disten lo menos posible de los centros intermodales de comunicación. Esto está estudiado con profusión en Estados Unidos. Allí, para romper los esquemas de segregación, una solución fue el transporte. Sin embargo, cuanto más lejos está el centro de estudios de la zona de residencia, más absentismo y más fracaso escolar. Se requiere mucho tesón para ir como un péndulo de casa al centro de estudios todos los días. No creo que haya ningún estudio que mida esta relación para el Conservatorio, pero si se cumple la media, con el anunciado traslado del Conservatorio a la zona norte de la ciudad, alejado de las futuras zonas de intermodalidad, el absentismo podría aumentar en proporción a la distancia. Los más perjudicados serán quienes vivan más lejos, en los pueblos de esta Región. Esto podría ser solucionado con una residencia ligada a estos centros, pero no todos los discentes por su edad, características y evolución psicológica están preparados para vivir lejos de sus padres, ni todas las familias pueden afrontarlo. Consecuentemente, cualquier persona interesada en el tema podría indicar que la decisión de llevar el Conservatorio a la zona norte de la ciudad, donde no existe una adecuada red de transportes que lo conecte con los pueblos limítrofes, desde Cartagena a Totana pasando por Lorca y otros, conlleva aumentar los problemas para estos alumnos que vienen de fuera.

Entiendo que la solución propugnada por la Consejería de Educación, con las albricias del Ayuntamiento de Murcia, como en tantas otras ocasiones, se plantea mirando al centro de la ciudad de Murcia y su expansión hacia el norte, lugar donde la inversión no ha dado los resultados previstos, por múltiples motivos, y que intenta ser solventado dotándole de servicios que hagan más atractiva la vida allí. Sin embargo, esto se hace en desdoro de los habitantes de la Región de Murcia. Situar el Conservatorio en el norte es hacerle la vida más difícil a esos niños. Hacerlo en el sur, en los dos solares destinados a equipamientos educativos en el PGOU, cerca de la futura estación intermodal, es hacerle la vida más fácil a quienes cogen el tren con doce años y poco más para estudiar lo que más les gusta, baile o música. Solo hace falta un poco de empatía con esos futuros artistas que van cargados con sus maletas e instrumentos durante todo el día para hacer lo que más les gusta.

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