¿Qué nos hace felices?
Las personas con buenos amigos se mantienen físicamente más saludables a medida que envejecen
Conservo dos amigas desde hace más de cuarenta años, para qué dar nombres, ellas saben quiénes son. Nací en 1967 y por edad y arrugas ... no me escapo de que me vacilen con eso de «'OK, boomer'», un «Vale, carca» en castizo, aunque con lo poco que me gusta hablar por teléfono y las horas que paso en Instagram y Twitter fácilmente podría engrosar las filas de la que ya se conoce como la Generación Muda. Pero las de arriba que me quieren tanto jamás me han tenido en cuenta que a veces marque poco sus números porque nuestra amistad no es ningún cuento chino, es de las de verdad, la que siempre está pero ni agobia ni exige, la que soporta silencios y distancias. La que perdura en el tiempo y nos hace felices, muy felices.
Seguro que más de una vez se han preguntado qué se necesita para ser feliz: tener salud, seguro, pero hay un par de premios Nobel de Economía que aseguran que 100.000 euros al año nos robarían más de una sonrisa, aunque el psiquiatra Luis Rojas Marcos se conforma con una simple ración de croquetas de cremosa bechamel y bien fritas. Hace 85 años la Universidad de Harvard puso en marcha con 700 jóvenes el Estudio de Desarrollo Adulto para saber cómo les iba en la vida, ampliándolo luego a 1.300 hijos, nietos y biznietos de los suyos. ¿El resultado? El factor más importante para alcanzar la felicidad es haber tenido un círculo de amistades y relaciones sociales que se conservaron y cultivaron a lo largo de la vida. También una buena esposa o marido, pero eso lo dejo para otros porque pasar otra vez por el altar a estas alturas se me hace muy cuesta arriba.
Sigan leyendo que hay sorpresa en el estudio: las personas con buenos amigos se mantuvieron físicamente más saludables a medida que envejecían. Sí, las relaciones afectan a nuestros cuerpos y cambian nuestra fisiología. Asegura el psiquiatra Robert Waldinger, director actual del citado estudio, que «vivir solos acorta la vida. Equivale a fumar diez cigarrillos diarios. La soledad es un detonante del estrés. Tener amigos nos ayuda a procesar las emociones difíciles». Por supuesto que un hombro sobre el que llorar cura cualquier desdicha, también una botella de vino.
Hace años tuve un maestro de yoga que siempre me decía: «La vida es blanco y negro, también grises». Con él aprendí a disfrutar de lo bueno cuando lo tengo y tratar de evitar hundirme cuando todo se complica. Nadie es feliz todo el tiempo, pero es más fácil serlo si no le damos importancia a lo que no la tiene y nos rodeamos de familia y amigos.
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