Es Jesús, no Odín
La rampa ·
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La rampa ·
Propugno hacer una pausa, reflexionar, no confundir progresía con retroceso ni participar en la carrera de las comprasSeguimos en días de alegría y unión familiar, pero en estas fechas cuajadas de espíritu navideño, la melancolía y el recordatorio de ausencias también se ... suman a la fiesta del nacimiento de Jesús de Nazaret que, no se olvide, es el motivo único y principal por más que, bajo el manto de la progresía, haya quienes en estas fechas de parabienes deseados no feliciten por Navidad sino por movimientos astronómicos.
(Amárrame los pavos, que diría Rosica Belmonte.)
Y se pregunta uno, sin acritud, que, si la progresía significa avanzar, por qué los 'antinavidad' retroceden hasta el neolítico.
Fue en la Antigüedad cuando las religiones paganas divinizaron el solsticio de invierno (al igual que el de verano) ya que las celebraciones paganas estaban muy vinculadas a los ciclos agrícolas.
La historia de las conmemoraciones también nos dice que en la mitología nórdica se celebraba 'Yule' que, como nuestra Navidad, comenzaba en la noche del solsticio (21 de diciembre) y se extendía hasta principios de enero, tiempo durante el que tenían lugar rituales y celebraciones en honor a los dioses Odín y Thor.
Así que también hay divinidad en el solsticio de invierno, pero déjenme que no honre a los dioses nórdicos y sí a Jesús de Nazaret, costumbre que comenzó cuando el emperador romano Teodosio prohibió el paganismo y los cristianos, conectados con el pueblo, mantuvieron las celebraciones, pero dándoles un sentido cristiano. Se homenajea a Jesús de Nazaret, su nacimiento en Belén, el comienzo de su revolucionaria historia como embajador de amor y de paz.
¿A quién hace daño ese mensaje?
A la 'cristianofobia', al nuevo paganismo.
No hay que hacer ni caso, me recomiendan. Y no lo hago, que cada uno celebre lo que quiera y como quiera, faltaría más, pero me preocupa el temor a que se propague, dada la facilidad con la que los españoles acogemos tradiciones de otros sitios. Para sentirme extraño en mi casa solo faltaba que después del Black Friday y del Halloween me encasquetaran el solsticio. No.
Como terapia preventiva, propugnaré que las fiestas de Navidad son idóneas para hacer una pausa, reflexionar, no confundir progresía con retroceso ni participar en la carrera de compras.
Estamos en ello.
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