Cuarto menguante
El informe económico sobre el costo del envejecimiento crea incertidumbre en los envejecidos
No es que estuviera preocupado ni ocupado por la apariencia física, pero sí que le resultaba curioso comprobar cómo el cuerpo va menguando a partir ... de cierta edad, que en su caso era una edad cierta, cómo la vista se cansa antes, cómo oía con dificultad pese a los audífonos, cómo la piel se arruga, cómo perdía peso, cómo la flacidez avanzaba en su ya tacaña musculatura, cómo, en fin, una a una, iba adquiriendo las características físicas de la vejez, adentrándose en la ancianidad.
Es un proceso continuo e irreversible.
Sí, claro, claro... Y quien no envejece es porque ya no está –se decía– pero su problema era asumir esa realidad psicológicamente, abandonar su habitual optimismo, salir de la cápsula positivista que se había creado, precisamente, para huir de miedos y depresiones. Pero estos días, coincidiendo con la fase lunar, su ánimo transitaba en cuarto menguante.
Y en confusión creciente.
Porque, por enésima vez desde una docena de años atrás, informes de organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional –cuando estaba dirigido por la política francesa Christine Lagarde, hoy presidenta del Banco Central Europeo– señalan lo que llaman 'riesgo de longevidad', en vista de la magnitud de su impacto financiero. El aviso es de ámbito planetario e incide en que «los costos del envejecimiento son enormes». Y uno que siempre ha sido solidario queda embrollado: ¿debería morir ya para aliviar las macrocuentas? ¿La cita médica que tengo para hoy pone en peligro la estabilidad de la economía mundial?
Sin duda que los mayores somos los más consumidores de medicamentos y, por tanto, quienes con mayor frecuencia visitan las consultas médicas, por lo que nos sentimos afectados y un poco 'culpables' por sobrevivir a lo que esperaban las estadísticas y los autores de esos informes económicos que nos atacan y nos crean incertidumbre, cuyos autores desde luego que no tienen problema para, cuando enfermen, no tener que recurrir a la beneficencia social.
En lo que respecta a la Comunidad de aquí, este periódico nos informó hace pocos días de que el Servicio Murciano de Salud acumula un déficit que ya supera los 3.600 millones de euros. Cifras mayores, nacidas de la infradotación que nos obsequió el Gobierno de España cuando nos transfirió las competencias de Sanidad.
Que mengüe el déficit, pero no a costa de dejar morir.
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