Tiempos de cambio
La integración de la tecnología humana y la tecnología de la ciencia van a derivar en la aparición de superciudades
Durante estos días de refugio encerrados hemos tenido la oportunidad de fijarnos minuciosamente en el entorno que nos rodea: calles, edificios, jardines, incluso nuestros propios hogares.
A lo largo de la historia, las ciudades y edificios han evolucionado, reconfigurándose y adaptándose a las necesidades de cada momento. La situación que se vive en la actualidad nos trae la incertidumbre de qué va a ocurrir. ¿Habrá un antes y un después?
Nuestra disciplina profesional, la arquitectura, siempre ha sido un agente social de vital importancia, aumentando su valor aún más si cabe en tiempos de crisis. Existe una fase temprana de concienciación y acción, tanto a nivel social como profesional. Parece este un buen momento para reflexionar sobre cómo debe de ser el futuro y generar un proyecto de cambio, que supondrá intervenciones más humanas y tecnológicas.
La sociedad está preparada para avanzar como siempre lo ha hecho. Nos tenemos que centrar en atender lo que nos demanda esta, es decir, el respeto y cuidado del espacio público. A nivel urbano las ciudades piden tener espacios más amables y sociales ganando valor el diseño del espacio público y habitable.
Deberíamos liberar el espacio de edificaciones y cederlo a espacios libres, zonas verdes. Esto se consigue con una compactación de la edificabilidad, colocando las masas edificatorias en altura y disfrutando de la tierra. La idea supone trabajar en aspectos de accesibilidad y sostenibilidad. La integración de la tecnología humana y la tecnología de la ciencia van a derivar en la aparición de superciudades.
Llevamos muchos años hablando de que este siglo XXI es el de las ciudades y que estas van a ser el motor del cambio. Venimos de un urbanismo caduco y de planes urbanísticos agotados. Las necesidades han cambiado con respecto a épocas anteriores y hoy día somos mucho más exigentes.
A través de mi experiencia como arquitecta especializada en informes de accesibilidad para el Ayuntamiento de Lorca, puedo asegurar que en la actualidad se perciben muchas dificultades y limitaciones en la movilidad y uso de edificios y espacios públicos. Es una deficiencia global que afecta a muchas otras ciudades. Por ello invito a modificar y mejorar las medidas de accesibilidad y movilidad existentes y que se apueste por una visión futurista. Estamos ante una oportunidad para regenerar lo que tenemos.
Bien es cierto que esto supone una inversión en formación. La arquitectura es una disciplina que continuamente avanza. Debemos desterrar la arquitectura basada en conceptos obsoletos y con escasas directrices en estos tiempos de cambio. Renovarse o morir. La formación es muy importante a la hora de abordar los cambios en la ciudad. Va a sentar las bases para los profesionales que van a diseñar nuestro hábitat. De ahí la importancia de que, además de las disciplinas relacionadas con el diseño, la ingeniería, y la construcción se incorporen al currículo formativo, la accesibilidad y el diseño como asignaturas obligatorias en la formación. En cierto modo, la tecnología y la sostenibilidad van de la mano de grandes empresas que promueven y desarrollan estos mecanismos, pero ¿realmente quién promueve la accesibilidad? El ciudadano de a pie, sería la respuesta correcta.
Las limitaciones que se plantean hoy día no engloban únicamente a las personas con discapacidad sino que afectan al ser humano en general a lo largo de todo su ciclo vital como por ejemplo las personas de edad avanzada, los analfabetos, los individuos con sobrepeso y los ciudadanos que llevan un carrito de bebé, entre otros. En España se ha establecido un marco legislativo que obliga a que existan las condiciones de accesibilidad. Aún así, se sigue necesitando del trabajo del día a día para ver reducidas las barreras arquitectónicas. La idea y los conceptos están ahí, pero al llevarlos a la práctica acaban diluyéndose.
Como conclusión, debemos comprender que el cambio va enfocado a tres grandes componentes que son la accesibilidad, el avance tecnológico y la sostenibilidad. Complementar la arquitectura con los tres nos ayudará a conseguir un hábitat adecuado a los nuevos tiempos con mayor seguridad, resiliencia, eficiencia e inclusión.