¿Es tiempo de reflexión en la UMU?

No es presentable que el actual equipo de gobierno que encabeza el rector Luján, con una bien pertrechada cohorte de vicerrectores y coordinadores, haya dejado pasar un mandato –cuatro años–, sin haber terminado la redacción y aprobación de unos nuevos estatutos que, al menos, pusieran la UMU casi al día: ¿por qué?

Pero es que las cosas van a peor, porque mientras la UMU vive en su mundo feliz, enfrascada en el día a día, mirándose cada uno su ombligo, se avecinan cambios sustanciales que deben tener una gran importancia en el devenir de la UMU.

Es cierto que hay un paso previo y es que la Comunidad Autónoma se comprometa a aportar una financiación duradera y suficiente para que no se vea comprometido el futuro de la UMU. Si no hay dinero, no se podrá avanzar en el desarrollo de las funciones que realiza la Universidad de Murcia ni se realizará la imprescindible renovación en nuestra UMU.

Pero es que, además de lo anterior, se ha visto en la reciente visita del ministro Subirats, que se avecinan cambios de calado con la nueva Ley de Universidades y el no menos nuevo Estatuto del Profesorado. Ambas cuestiones son tan importantes que se merecen un gran debate en el que todos podamos, o puedan, participar.

Ante esta situación que, con posterioridad a lo que fue el Proceso Constituyente en la UMU, no se había vuelto a presentar, y en la que se pondrá en juego la reforma de ciertas normas a las que me he referido con anterioridad, que van, en el límite, a poner 'patas arriba' la estructura y funcionamiento de la UMU, conviene que la UMU, si quiere, se ponga en estado de reflexión.

Porque ¿qué hacemos?, ¿seguir con nuestra marcha ramplona con la participación solo de Consejo de Gobierno y sindicatos?, ¿o abrir un amplio debate en el que participe toda la universidad a través del Claustro Universitario?

A mí no me cabe duda, debe ser la segunda opción porque está en juego, nada más y nada menos, que el futuro modelo de Universidad, o, si no se quiere ser tan 'exagerado', la financiación, estructura y el funcionamiento de la UMU para varios años.

En mi modesta opinión, y ya desde el pequeño rincón de la UMU en el que me encuentro, con bastantes menos de las responsabilidades que he llegado a tener, pero sin dejar de intervenir en todo lo que acaece en mi querida UMU que, todavía, al día de hoy, me importa y me seguirá importando, veo necesario y conveniente que la amplia estructura de vicerrectores y coordinadores se pongan manos a la obra, para que ese debate que, hasta ahora, se está produciendo solo en la red UMU por los sindicatos y en el Consejo de Gobierno, se traslade al claustro universitario.

¿Empezamos por los centros en cuanto estén todas las cartas boca arriba?