Los santos inocentes
En la cena de Jueves Santo, el Señor expresa su amor incondicional hacia nosotros, nos llama amigos y reitera que va a dar su vida por nosotros
Relata el Nuevo Testamento que Herodes decidió degollar a los niños de la comarca de Belén de hasta tres años. No tenían culpa, pero fueron ... asesinados. Unos días antes, nació el Señor y apareció de inmediato esa cruz desnuda que le esperaba y a la que tantos se han sumado, empezando por el genocidio de estos niños.
Para los cristianos, hoy es el día del amor fraterno que, año tras año, repetimos en la conmemoración de la Semana Santa. En la cena de Jueves Santo, el Señor hace afirmación expresa de su amor incondicional hacia nosotros, nos llama amigos y reitera que va a dar su vida por nosotros. Es un Señor que en el lavatorio de los pies nos enseña el servicio a los demás.
Hoy merece una consideración especial el estremecimiento que produce la cruz de los que sufren, reiteradamente en los más pobres: los que padecen la inseguridad alimentaria, no disponer de vivienda o tener una insegura, el acceso al conjunto de derechos y disponer de una serie de conocimientos que sí poseen los que han seguido el curso normal de desarrollo que ofrece nuestro sistema.
El lado oscuro de la sociedad ha existido siempre y también el apoyo inequívoco de la Iglesia y de los cristianos. Conforme se extiende el humanismo cristiano, aparecen otras organizaciones también inspiradas en la ayuda a los demás, junto al trabajo que desarrollan las instituciones públicas y otros colectivos.
En Europa Occidental, hemos tenido una larga etapa de prosperidad que quebró en parte por la última crisis económica, después la Covid y ahora la guerra de Ucrania. En la Región de Murcia la DANA fue otra catástrofe.
El Informe que Foessa ha realizado para la Región de Murcia, y que Cáritas ha presentado recientemente en relación a 2021, denuncia con crudeza la situación de la exclusión social. Cáritas atendió casi a noventa y cinco mil personas, veintitrés mil más que el año anterior. En nuestra región, 385.000 personas sufren exclusión, una de cada cuatro. Solo el 35% de los hogares participan con normalidad en la sociedad con una integración plena. Cerca de 30.000 familias carecen de algún tipo de ingreso periódico. La brecha digital alcanza al 44% de los hogares. El 43% de la infancia sufre algún tipo de exclusión social.
No es cierta la imagen de pasividad que a veces se transmite de las personas que sufren exclusión social. Dos de cada tres hogares en situación de exclusión se encuentran inmersos en dinámicas laborales, de formación para mejorar su empleabilidad o participando de programas de los servicios sociales o de entidades del Tercer Sector –como Cáritas– para avanzar en su salida de la exclusión.
Los informes de Foessa son objetivos: no representan ningún espectro político, es un equipo de treinta investigadores que trabajan al unísono, miden datos y dinámicas objetivas. Cáritas, con los informes Foessa, ha realizado un enorme esfuerzo por presentar a la sociedad española, y a la murciana. Son datos objetivos de una exclusión que no ha resuelto el estado de bienestar, que degrada claramente a los más débiles y que se acentúa en cualquier situación de crisis.
La guerra de Ucrania es otro suceso siniestro. Tenemos organizaciones especializadas en acogida, y el Estado que ha habilitado fondos, y Cáritas que también colabora mediante la coordinación de familias acogedoras y en proceso de ceder espacios de acogida. Además, la Diócesis y Cáritas promueven la captación de fondos para su envío a las Cáritas de Ucrania y países limítrofes.
Los problemas estructurales de exclusión hemos de afrontarlos con una nueva perspectiva: tenemos recursos y talento para erradicarlos: asistencia desarrollando procesos de acompañamiento social y educación. En las dos estrategias está Cáritas junto con otras organizaciones, y requerimos un compromiso colectivo del que nadie está excluido de ayudar económicamente y mediante el voluntariado. Aparecerán nuevas formas de generosidad, como un propietario que venderá sus bienes y dedicará todo su tiempo a Cáritas. Lo que ha aprendido en el mercado lo 'intercambiará' por su donación de amor a los que lo necesitan. También es una oportunidad el número cada vez mayor de jubilados que aportan sus conocimientos. Los jóvenes constituyen otra cantera de voluntariado que debe crecer exponencialmente. Las organizaciones del Tercer Sector debemos coordinarnos para que la asignación de los fondos sea eficiente y para las personas que realmente lo necesitan. Con acciones que generen oportunidades de empleo formativas unidas a un acompañamiento y formación continua, que posibiliten el acceso al mercado laboral. La sociedad digital también nos empuja a innovar en el conjunto de nuestras acciones y nuestra organización.
Quiero recordar el compromiso de nuestro obispo y presidente, D. José Manuel, con Cáritas. Nos estimula y anima a asumir nuevos y mejores retos sin olvidar nunca la esencia cristiana de Cáritas que evangeliza a través de su actividad. Repito el llamamiento: un nuevo espíritu por el que todos seamos voluntarios y donantes. Dando hasta que nos duela, como decía Madre Teresa. Solidarios con los que sufren y rezando para que el Señor nos ilumine haciendo realidad su opción preferencial por los pobres. Por cierto, que la solidaridad y la justicia inspiran una sociedad humanista en la que la guerra no tiene cabida.
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