Tenemos nuevos avances en la carrera contra la pérdida de la memoria. Y es probable que ya haya escrito algo parecido en un artículo pasado, ... pero el caso es que no lo recuerdo, lo que me sitúa de inmediato como interesado en el asunto.
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La esperanza llega hoy a través de dos nuevos tratamientos genéticos procedentes de una investigación realizada en Estados Unidos. Estos han probado su capacidad para reactivar los mecanismos involucrados en los recuerdos que se degradan con la edad, lo que abre la puerta a revertir el proceso degenerativo, no solo detenerlo. Los investigadores tomaron a unos ratones envejecidos y, a través de la edición génica, lograron impulsar mejoras significativas en sus cerebros, donde volvieron a encenderse las luces en todas las estancias ya deshabitadas.
Es una de esas noticias que te alegras de leer, porque a cualquiera le aterra la posibilidad de olvidarlo todo, y todavía más la de encontrarse frente a alguien que lo hace. Pero también es el tipo de descubrimiento que lanza la imaginación hacia futuros distópicos. Al olvido hay que tratarlo con cuidado porque a veces es un fallo en el sistema, pero otras, un ingrediente clave para seguir viviendo.
En lo que no ha avanzado nada la investigación es en acabar con quienes fingen olvidar. Por velocidad, es posible que Donald Trump ostente el récord en la disciplina, de cuando llamó dictador a Zelenski y poco después, cuestionado por un periodista sobre el calificativo, solo veía niebla: «¿He dicho yo eso? No puedo creerlo. Siguiente pregunta». Pero hay muchos ejemplos más cercanos. Maribel Vilaplana tampoco recuerda si llegó a comentar o no con Carlos Mazón el enlace que le enviaron por WhatsApp con un vídeo sobre las inundaciones en Utiel pasadas las cinco y media de la tarde en plena dana. Sí recuerda, en cambio, que nunca abrió el enlace. El cerebro tiene estas cosas.
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Ha quedado también en la hemeroteca la primera contestación en público que dio Santos Cerdán sobre las conversaciones grabadas por Koldo y recogidas en un informe de la UCO que apuntaban a su participación en presuntas licitaciones ilegales a constructoras. «No recuerdo ningún tipo de conversación de ese tipo», dijo. O cuando el ministro Ángel Víctor Torres negó haber tenido un encuentro con Aldama en la trama de los hidrocarburos, aunque introduciendo un matiz que he querido utilizar luego muchas veces: «Con la certidumbre que me da la memoria». Y en esas, llega Feijóo y dice que impulsará una ley que blinde la actualización de las pensiones en 2026, obviando las veces que se ha opuesto a hacerlo en el Congreso. Si todos tuviéramos una memoria infalible, lo más difícil, lo que más costaría, sería votar.
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