La revelación
ESTHER BAEZA
Sábado, 23 de noviembre 2019, 02:24
Tras leer el artículo que Scorsese publicó en el 'New York Times' hace pocos días, es una temeridad pretender escribir sobre cine. Nadie puede hacerlo ... con mayor conocimiento de causa; nadie puede hablar de las películas con tanto amor y con tanto respeto como él, ni expresar mejor lo que es el cine. Y es que el cine, para Scorsese, es una forma artística, «una revelación estética, emocional y espiritual». Para nosotros, también.
El buen cine es siempre una revelación; a veces, incluso, hasta una revolución. Por ello, cuando en el FICC seleccionamos las más de setenta películas que, entre largos y cortos, conforman nuestra programación, buscamos en todas y cada una de ellas un nuevo punto de vista, un riesgo emocional. Queremos poner al espectador frente a un cine no convencional, distinto del habitual. Queremos que se cuestione, que se pregunte, que vea una realidad diferente a la suya. Queremos que compruebe que se puede disfrutar (¡y mucho!) con el cine de las grandes franquicias, pero también con las vicisitudes de los personajes que pueblan las películas de maestros como Hirokazu Kore-eda, Pablo Larraín u Oliver Laxe; con el cine de los cortometrajistas regionales, nacionales o internacionales, capaces de provocar una experiencia cinematográfica en pocos minutos; con el que hacen los estudiantes que cogen por primera vez una cámara, o un móvil, y se lanzan a rodar y a jugar con el cine; con los trabajos de los documentalistas que trasladan a la pantalla aquello que ven a su alrededor para que, así, también podamos verlo los demás.
Todo este cine es el que se puede encontrar en esta nueva edición del FICC. Un cine emocionante, apasionado y eléctrico, tan complejo y contradictorio como nosotros mismos, como los propios espectadores. Ojalá cada película suponga una revelación. Por pequeña que sea.
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