Los responsables de la recuperación
El Gobierno debe contar con los sectores empresarial y financiero, las autonomías y la judicatura, entre otros agentes, para reactivar la economía
La pandemia sigue activa en más de 180 países, aunque se trabaja para encontrar la vacuna preventiva. Han estado vigentes durante largo tiempo el enclaustramiento, los cierres empresariales con pérdida de eficiencia y fondos de tesorería, la paralización laboral, el riesgo del sector financiero, y el estado de alarma; pero con ausencia de decisiones político-económicas progresivas generadoras de actividad. Lo descrito podríamos calificarlo como los principales componentes de la crisis paralizante más intensiva desde la histórica de los años treinta del siglo pasado.
No sería justo ni efectivo si para planificar, acometer y alcanzar los objetivos económicos que nuestra supervivencia exige no reaccionaran todos y cada uno de los responsables para que se establezcan las misiones y reglas de actuación coordinadas para volver a actuar con normalidad, saliendo de la crisis de la manera más rápida. Como expresara el presidente de la Fed de St. Louis de EE UU, James Bullard, en una entrevista con el 'Wall Street Journal': «Me preocupa la posibilidad de una depresión económica tanto si se prolonga demasiado el cierre como si hay un mal manejo de la reapertura».
Los responsables técnico-profesionales unidos, pilar básico para alcanzar los objetivos del desescalado y rehabilitación del crecimiento deberán ser el Gobierno del Estado, el sistema financiero, el sector empresarial, y las representaciones comerciales de nuestras embajadas en el exterior, y no el Gobierno en solitario.
En cuanto al Gobierno, en alguna ocasión no ha respetado su subordinación a las Cortes y al cumplimiento de la Constitución. Su filosofía política y suficiencia derivan con frecuencia en presunción democrática con tendencia dictatorial, incompatibles para una rápida salida de la recesión, la cual será lenta y compleja. No existe solo un plan A, en economía la solución única es posiblemente inviable y catastrófica.
El sistema financiero está compuesto por el Banco de España, los distintos entes independientes bancarios y las cajas de ahorro, regulados e inspeccionados por el Banco Central Europeo como consecuencia de nuestra integración como miembro de la EC. No existe ninguna economía libre y creadora de puestos de trabajo que no cuente con una organización de apoyo financiero a la gestión emprendedora de servicios y supervivencia ciudadana. La banca, sector de alta y reconocida profesionalidad, experiencia y acertada administración de fondos, es fiel cumplidora de su misión y de sus obligaciones legislativas y de control, pero caería en el peligro de insolvencia y el abandono de sus obligaciones estatutarias si es utilizada para el apoyo de políticas partidistas o el endeudamiento excesivo. Un gobierno no debe asumir la responsabilidad de dirección de la economía en solitario, la historia ha demostrado que solo conduce a crisis y herencias paralizantes para los sucesores responsables.
El protagonista del desarrollo económico de los países y de los altos niveles de convivencia social es el sector empresarial, que nunca debe olvidar su responsabilidad: comunicar confianza y ser creativo e innovador. Solo así cumplirá con su contribución y a la felicidad de los de su entorno. La empresa no es el empresario o los accionistas en exclusiva, son todos los que la componen. Sin un equipo humano seleccionado y unido no puede haber éxito. «El que quiera hacerlo todo no hará nada», decía Maurio. Es evidente que depositar confianza en cada uno de los que componen el equipo de trabajo y transmitir responsabilidad es el único camino de alcanzar objetivos con éxito.
La caída del consumo originada por la paralización de la actividad obligará a la reactivación de la economía, a superar unos volúmenes de facturación que no permiten los costos fijos y variables, y por tanto las cuentas de pérdidas y ganancias, que durante un periodo largo serán negativas. Con independencia de la innovación, las empresas deben acometer su expansión en el exterior, para lo cual y ante la escasez de su tesorería, necesitarán el apoyo de las Agregadurías Comerciales de las Embajadas Españolas, que una vez reforzadas profesionalmente aporten estudios de mercados de consumo y marketing en su demarcación. El Estado debe incorporar los medios técnicos y humanos necesarios de colaboración efectiva en las embajadas para la expansión empresarial en el exterior. A los delegados representativos de los cuatro sectores descritos deben incorporarse para formar el Comité Ejecutivo de Reactivación Económica un representante de cada comunidad autónoma, un delegado del Órgano de Gobierno de la Europa Comunitaria, un representante elegido por la Judicatura Española.
El Congreso de los Diputados y el Senado responden, por deseo del pueblo soberano, de la convivencia democrática, del Estado de Derecho y cumplimiento de las leyes, de la promoción y el progreso de la economía, y de las relaciones pacíficas eficaces y solidarias de todo el pueblo español como unidad indisoluble. Las conclusiones y propuestas del Comité deben someterse para su aprobación a las Cámaras legislativas.
Las conclusiones definitivas salidas de las Cámaras, constituirán las normas legales obligatorias para el desarrollo de la nueva estructura económica, que posteriormente podrán adaptarse a cambios obligados por agentes externos imprevistos.