Recordando a Jiménez Beltrán
Su trabajo en la Agencia Europea de Medio Ambiente mejoró la imagen de España
Domingo Jiménez Beltrán, pionero, profesional y activista en materia ambiental hasta el final de sus días, quiso pasar sus últimos años en la Región de ... Murcia y no por casualidad: estaba convencido de que ésta era una región con un enorme potencial de progreso en la perspectiva de la transición ecológica; y en particular, gracias a la posibilidad de utilizar plenamente la energía solar y su proximidad al mar.
Domingo era todo lo contrario al estereotipo de aquellas personas que se dedican a la política y que, por desgracia, en ocasiones, no muestran el necesario rigor ni la coherencia imprescindible, exigibles para la defensa del bien común y para la credibilidad de las instituciones públicas.
Quienes hemos tenido la suerte de conocerle, a lo largo de su dilatada trayectoria, sabemos que, como se dice coloquialmente, no se casaba con nadie y que mantenía sus planteamientos con pasión y convicción.
Domingo encontró en Águilas la oportunidad de llevar a cabo sus propios proyectos, para demostrar cómo se podía generar prosperidad sin sobreexplotar acuíferos, sin contaminar y sin destruir ecosistemas. Es decir, lo que él había defendido, desde mucho tiempo antes de que, en España, la opinión pública comenzase a comprender que eso del cambio climático no era un invento de los retrógrados ecologistas y que consumir menos no necesariamente significa menos bienestar, sino todo lo contrario.
Fue especialmente crítico contra la panacea del 'todo urbanizable' y el estallido de la burbuja inmobiliaria, con sus graves efectos sociales, económicos y ambientales, le dio la razón. Su paso por las instituciones comunitarias le permitió entender a fondo la importancia de la pertenencia de España a la Unión Europea y la oportunidad que ello comporta para la modernización y el avance del país. Su trabajo riguroso al frente de la Agencia Europea de Medio Ambiente y su desempeño profesional en diferentes instancias internacionales contribuyeron a mejorar la imagen de España, que no era especialmente buena en el ámbito de la política ambiental durante las primeras décadas posteriores a nuestra adhesión.
A pesar de lo convencido que estaba de sus planteamientos, Domingo propiciaba continuamente el diálogo y el debate y estaba dispuesto a incorporar aportaciones de otras personas, sin el menor rastro de sectarismo ni de soberbia. También por ese talante, este aragonés afincado en la Región de Murcia se hizo querer, y mucho.
Que la tierra que tanto defendió le sea leve; y que su ejemplo contribuya a mejorar nuestras vidas, también en la Región de Murcia.
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