Cuatro noticias

Para la cadena SER lo fue, que lo presentó en sus informativos y en la página web como noticia de imperiosa relevancia. Los hechos que describen el ataque son los siguientes: una supuesta mujer trans estaba esperando para que le cobrara una cajera y una empleada de Lidl se le acerca para informarle de que hay una caja de cobro automático disponible. Se refiere a elle como «caballero», lo que provoca que la señora trans llame como poco al FBI y a la ONU para que intervenga. La radio en cuestión en su edición digital añade una fotografía actualizada de la mujer trans, agredida con semejante término ofensivo, para ilustrar la desfachatez de la empleada. Les describo literalmente la imagen: un señor con barba con aspecto absolutamente masculino ataviado con una falda.

Hay un documental buenísimo que les recomiendo encarecidamente que se llama '¿Qué es una mujer?' en el que un periodista pregunta a cientos de activistas trans de extrema izquierda qué significa el término 'mujer' y, fascinantemente, nadie es capaz de responder. El colectivo trans español ha conseguido por fin la respuesta: una mujer es cualquiera que lleve falda. Irene Montero siempre a la vanguardia.

Segundo. La explosión del submarino del 'Titanic'. Es increíble observar de primera mano la inmundicia moral de un sector de la izquierda. Como los pasajeros del vehículo eran multimillonarios, un aluvión de nadies desde su sofá siguiendo las noticias al minuto deseando que hubieran muerto, como así ha ocurrido. En venganza por las pateras, decían. Hay un cierto aspecto admirable dentro de su desfachatez: hay que estar muy seguro de la propia superioridad moral de uno mismo como para desearle abiertamente a alguien que fallezca con el peor de los sufrimientos y que ello se convierta en un motivo de orgullo propio para el que desea el mal ajeno. Ignoro si es usted creyente o no, pero a ver si en esta nueva religión woke imperante a alguien se le ocurre algo novedoso tipo diez mandamientos para no ser un auténtico cretino. Ayudaría a la convivencia social.

Tercero. La izquierda murciana se indigna porque un alcalde con mayoría absoluta hace exactamente aquello por lo que le han votado masivamente los electores. Es impresionante que después de dos años de gobierno, el PSOE de nuestra capital siga sin entender que usurparon el poder por culpa de un par de personas que desde Madrid pensaron que esta Región importaba lo suficientemente poco como para usarla de banco de pruebas. El exalcalde de cuyo nombre no consigo acordarme cree que se lo merecía y que los entonces votantes de Ciudadanos habían votado cambio de verdad. Es impresionante vivir en esa dimensión de la realidad, pero así es. Ballesta ha acabado en su primera semana con el despropósito de movilidad del Ejecutivo anterior, y hace muy bien a pesar de que decenas de asociaciones con ni un solo votante del PP (o de Vox) se quejen de lo que consideren oportuno. Por supuesto que hay que tener en cuenta a la sociedad civil, pero la democracia representativa se ejerce en las urnas y ahí esta ciudad ha hablado con una claridad rotunda. Lo demás, para Twitter. En el mundo real, a gobernar.

Cuarto. Negociaciones. Creía usted que lo iba a pasar por alto, pero no. Mi opinión al respecto se basa única y exclusivamente en que cualquiera que siga votando al PSOE después de tener como socio preferente a líderes de bandas terroristas y a golpistas contra la nación española pueden opinar lo que les dé la gana sobre pactos con Vox, pero su opinión ni cuenta ni vale. A partir de ahí, esto es una partida de póker. Está claro quién tiene la mejor mano, pero a veces no solo se trata de eso. Con que recuerden lo que se juegan es suficiente.

Por lo demás, queda menos de un mes para las elecciones. Qué pereza volver a empezar. Nos leemos por aquí.