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Mi silla vacía

Apuntes desde la Bastilla ·

Por más que pasen los años, por más que el calendario corra como un bolero entonado en un vinilo, no puedo dejar de acordarme de todos los que no están

Domingo, 24 de diciembre 2023, 07:16

Mi abuelo solía recordar en Nochebuena la muerte de su padre, precisamente aquel día, hacía tantos años que se formaba una borrasca en su frente ... cada vez que lo pensaba. Eran otros tiempos, al menos para la mirada de aquel niño que era yo y que pensaba que todas las Nochebuenas de su vida iban a estar resguardadas por la presencia de sus abuelos, perennes como secuoyas prehistóricas, presidiendo la mesa, mirando el fuego y los nietos multiplicados por la alfombra. Mi abuelo hablaba de una noche con niebla, el frío colándose debajo de la puerta, la cena servida entre las velas, humeantes, y las campanas de la iglesia llamando a la Misa del Gallo. En un tiempo sin teléfonos, sin prisas, recibió la noticia al poco de empezar la liturgia de las gambas y el caldo, y la noche pasó a la historia como la cita en Samarra del cuento oriental, cada año, cíclica como las estaciones, para despedir a un padre.

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