La Palestina de Sánchez

Hace muy poco, en los mítines y manifestaciones de la izquierda, era común ver banderas saharauis. Hoy han desaparcido, sumidas por la palestina

Domingo, 21 de septiembre 2025, 07:19

Imaginaba a la izquierda compungida y exaltada, este mismo martes, a las puertas del Congreso, porque el anuncio de Sánchez del embargo de armas a ... Israel se retrasaba una semana más. Veía ya a todos estos activistas pacíficos lanzar vallas contra los leones semitas de la cuesta de San Jerónimo, encadenarse a las escaleras para impedir el paso de esos encorbatados desalmados que no sé cómo pueden dormir una semana más sabiendo que colaboran con Netanyahu en el negocio más ruin de todos: las armas, el plomo, la pólvora que agujerea Gaza. Os juro que el espejismo era tan real que podía tocarlo con mis dedos. El pueblo entero pidiendo no ya la dimisión, sino casi la ejecución del Gobierno en bloque por seguir colaborando, dos años después del inicio de la guerra, con la maquinaria israelí. A los diputados de Podemos rompiendo relaciones con el PSOE y a Yolanda Díaz, lágrima viva, entregando su cartera ministerial para pedir elecciones. Nada de eso ha ocurrido. A cambio, ofrecemos al mundo una contrapartida letal contra la invasión de Gaza: boicotear Eurovisión mientras haya participación israelí. Esta sucesión de acontecimientos, que sea más nocivo para el mundo el sonido de unas cuerdas vocales en hebreo que las balas para la batalla, habla muy bien de la esquizofrenia que se ha apoderado de la sociedad española, de la caza de brujas militante contra el que se salga un ápice de las directrices del Gobierno. Y claro, con un ejecutivo que cambia constantemente de opinión, es altamente probable que el individuo quede desdibujado y fuera de plano tras cada comparecencia.

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A Sánchez le importa un carajo Palestina. No sé si aún queda alguien por estas plazas públicas que pueda defender lo contrario, que crea, con una fe paleocristiana, que todos los movimientos que hace nuestro prócer responden únicamente a la supervivencia personal. A Sánchez (lo diré otra vez), le importa un rábano lo que suceda en la Franja. Hablo de un político que devora día tras día la actualidad, que utiliza cualquier refugio de sensibilidad humanitaria para salvarse el culo, para poner a buen recaudo las ganancias de estos años de frenesí. Me refiero al mismo hombre que abandonó al pueblo saharaui a su suerte, que no ha dado ni una sola explicación del cambio radical de política sobre un territorio que históricamente nos afecta y deshumanamente hemos dejado a las garras interesadas de Marruecos. Que tolera y coquetea con un líder, Maduro, que dispara contra su población. Hace muy poco, en los mítines y manifestaciones de la izquierda, era común ver banderas saharauis. Hoy han desparecido, sumidas por la palestina. Y a la izquierda parece darle igual. Coinciden los colores, pensarán. Así todo es más fácil.

La doble vara de medir entre la violencia generada en la Vuelta a España (y alentada por el propio Sánchez) y la ausencia de críticas ante otro malabarismo más para no embargar armas a Israel demuestra que es la izquierda quien decide el debate público y sus límites. Pone el tablero de juego y las reglas. La Vuelta sí se debe boicotear. Sin embargo, el mundial de ciclismo, celebrado en Ruanda, que está en pleno conflicto con el Congo (con sus muertos, con su atrocidades) y donde participa no un equipo privado que se llama Israel, sino el propio Estado de Israel, no merece el abandono de la delegación española.

¿Dónde ponemos el límite en este boicot selectivo? ¿Nos retiramos de todas las competiciones en las que participe Israel?

¿Dónde ponemos el límite en este boicot selectivo? ¿Nos retiramos de todas las competiciones deportivas en la que participe Israel? ¿Cancelamos todos los actos, congresos, reuniones, conferencias donde haya un israelí? ¿Nos preocuparemos antes de saber qué opinan de la guerra, qué visión tienen del conflicto, que implicaciones sufren por ello? ¿Nos convertiremos en censores, en guardias de frontera que piden el pasaporte a todos aquel que sospechemos que ha nacido en Israel o profesa la religión judía?

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Esta misma semana, la Universidad de Salamanca ha cancelado un acto en el que iba a intervenir Galit Nahari, profesora y criminóloga israelí. La institución alega que las presiones estudiantiles han provocado este acto de cobardía que coarta la libertad de expresión, precisamente en la Universidad, ese templo de sabiduría y librepensamiento al que hoy le quedan solamente las columnas que adornan sus ruinas. Creo firmemente que la guerra que comenzó Hamás debe detenerse, que a la población civil no se la debe castigar, que los crímenes de guerra que está cometiendo Israel deben de ser juzgados, al igual que a los asesinos que controlan la franja bajo el amparo del terrorismo. Pero le pediría solamente algo a nuestros políticos: que no nos tomen por idiotas, que no utilicen el dolor de los demás para apuntalar un día más sus castillos de arena. Que no abracen a Palestina para regar las plantas de la Moncloa.

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