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Tras los tristes sucesos que acontecieron en la Comunidad Valenciana hace seis meses, se pone de manifiesto, una vez más, la importancia de las infraestructuras ... a nivel social; ¿cuánto está costando ahora la reconstrucción de los destrozos sufridos, cuando muchos de ellos se podían haber evitado con infraestructuras hidráulicas adecuadas? ¿Qué hubiera pasado en Valencia si no se hubiera diseñado el Plan Sur, que contempló el nuevo cauce del Turia desde Cuart de Poblet hasta la desembocadura en el Mar Mediterráneo?
En la Región de Murcia tenemos pendientes distintas infraestructuras, y no solo hidráulicas. Año tras año, su ausencia nos está generando riesgos o unas pérdidas de producción importantes. Una de ellas es el nudo de Espinardo. Ya a principios de siglo se vio la necesidad de actuar en este punto y en el año 2003 se hizo el primer 'parcheo', que consistió en pasar de los dos carriles por sentido a los tres actuales, reduciendo los anchos de carriles y arcenes; hoy en día no cumplen con la normativa de carreteras. Pero se siguió planificando reducir el número de vehículos que soportaba el tramo comprendido entre la A-30 y la A-7 a su paso por Murcia, proyectando dos nuevas vías de circunvalación de la ciudad, para lograr un nivel de servicio aceptable.
Así, en septiembre de 2013, el Ministerio de Fomento sometió a información pública el proyecto de trazado de los Arcos Norte y Noroeste. El primero de ellos supone una alternativa a la A-7 para los recorridos desde la Comunidad Valenciana hacia Andalucía, desde el enlace de Santomera en la A-7 al enlace de Alcantarilla. Y el Arco Noroeste, actualmente en construcción, con origen en Archena y final en el enlace de Alcantarilla, alternativa a la A-30 para recorridos entre el Valle del Guadalentín, Cartagena y el interior peninsular.
Once años después (5 de Rajoy y 6 de Sánchez), nos encontramos con el Arco Noroeste en construcción, desde octubre de 2019, con una previsible apertura parcial en julio, pero sin fecha de finalización en el entronque con la A-7; y el Arco Norte, tras esos 11 años, se encuentra sin presupuesto.
Actualmente, la intensidad media diaria (IMD) del nudo es de unos 140.000 vehículos, de los que unos 15.000 es tráfico pesado, generando unas importantes retenciones en horas punta, que llegan a ser kilométricas en las operaciones salida del verano y que ya se suceden a diario en esas horas punta.
Los estudios realizados indican que el Arco Noroeste absorbería, desde la bajada del Puerto de la Cadena hasta el cruce de Archena con la A-30, unos 29.000 vehículos, que sería todo el tráfico que se dirige desde Madrid a Cartagena y al Mar Menor, evitando su paso por la Ronda Oeste y el Arco Norte, que iría en paralelo a la A-7 por encima de los centros comerciales, con 34.000 vehículos, por lo que se sacaría del nudo de Espinardo un 45% del tráfico diario, quedando en condiciones óptimas.
Estudios de la patronal española Seopan y del propio Ministerio de Fomento ya señalaron hace años que los arcos suponían una rentabilidad social del 17%, muy superior (casi 6 veces) a la media nacional de proyectos de infraestructuras rentables, cuyo parámetro lo fija el Ministerio en el 3%.
Los costes de producción que supone la actual situación, considerando los 140.000 vehículos diarios de paso, a una media de 1,4 viajeros (de entre 18 y 65 años por vehículo), nos dan 196.000 personas, lo que, con un tiempo medio de demora de 9 minutos, suponen 29.400 horas diarias perdidas. El valor de la hora con el salario mínimo interprofesional (SMI) de 16.576 euros anuales, dividido entre las 52 semanas del año y las 40 horas semanales, nos da un precio de 7,97 euros/hora, que multiplicado por esas 29.400 horas diarias y los 365 días del año, supone un coste anual de 85 millones de euros. Por otra parte, los consumos de combustible de esos 140.000 vehículos, con la demora de esos minutos y considerando un consumo medio de 6 litros/hora y un precio de 1,4 euros/l, suponen un coste de 64 millones de euros que, sumados a los 85 anteriores, hacen un total de 149 millones de euros de pérdidas anuales.
Si el presupuesto del Arco Noroeste es de 180 millones y el del Arco Norte de 160 millones, concluiríamos con que esos 340 millones de ambas actuaciones quedarían amortizados en poco más de dos años. Y no hemos contado los beneficios de costes difícilmente cuantificables, de contaminantes varios como ruido, emisiones y huella de carbono.
Los números cantan y, como decía Sócrates, el hombre (político) en ocasiones actúa mal porque es ignorante ¿o en el caso de la Región de Murcia hay otras razones?
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