Sociedades laborales, clave en una economía social

El manifiesto es una declaración de principios y, al mismo tiempo, una hoja de ruta. Representa un reconocimiento a todo lo que hemos construido durante estas décadas desde el movimiento asociativo de las sociedades laborales, pero, sobre todo, es una apuesta decidida por el futuro.

Una historia construida desde las personas. Las sociedades laborales nacieron con una vocación profundamente transformadora: ofrecer una alternativa empresarial basada en la democracia, la participación y el arraigo al territorio. Hoy, esa vocación está más vigente que nunca. Frente a modelos centrados únicamente en el capital y la rentabilidad a corto plazo, nuestras empresas colocan en primer plano el trabajo digno, el compromiso colectivo y la responsabilidad social. Este modelo no solo crea empleo de calidad, sino que también promueve la equidad, la cohesión social y una distribución más justa de la riqueza. En el manifiesto lo decimos con claridad: las sociedades laborales no son solo un tipo de empresa más, son parte esencial de una economía al servicio de las personas.

Un presente activo y un futuro compartido. Desde Amusal y desde Laborpar creemos que no basta con defender lo que hemos logrado; es hora de avanzar con una visión compartida de futuro. Por eso, este manifiesto también es un mensaje de esperanza y de ambición: queremos seguir construyendo una economía más equilibrada, verde, digital e inclusiva. Nos comprometemos con la innovación tecnológica y social, con la transición ecológica, y con el impulso de modelos productivos que pongan el planeta y las personas en el centro. Las sociedades laborales están preparadas para liderar este cambio, porque su propia naturaleza las convierte en espacios de innovación permanente.

Uno de los grandes retos que asumimos es el relevo generacional. Necesitamos facilitar que muchas empresas puedan continuar su actividad a través de la participación de las personas trabajadoras, garantizando así el mantenimiento del empleo, del conocimiento y del arraigo territorial. Desde Amusal, seguiremos trabajando para que esta sea una vía real y accesible.

Diez años después, es hora de revisar la Ley 44/2015. Uno de los ejes centrales del Manifiesto es la petición de una revisión urgente de la Ley 44/2015, que regula nuestras empresas. Tras diez años en vigor, creemos que es necesario actualizar este marco normativo para que esté a la altura de los retos que enfrentamos: la digitalización, la transición verde, la creación de empleo joven, la igualdad o el emprendimiento colectivo.

Esta revisión debe ir acompañada de políticas públicas específicas: desde un marco fiscal más justo y adaptado, hasta programas de formación, financiación y visibilidad que impulsen la creación, el crecimiento y la consolidación de nuestras empresas.

Reivindicamos también que se cumpla el mandato del artículo 129 de la Constitución española, que llama a los poderes públicos a fomentar la participación de la ciudadanía en la economía y el acceso a los medios de producción. Esa participación no debe ser simbólica, sino efectiva, y las sociedades laborales somos el mejor ejemplo práctico de que esto es posible.

Murcia, ciudad referente en economía social. Murcia no ha sido solo la sede de esta Asamblea General de Laborpar; ha sido también símbolo del compromiso de todo un territorio con las sociedades laborales y la economía social. Nuestra Región cuenta con una base sólida de sociedades laborales, cooperativas y empresas de inserción, así como entidades del tercer sector, que han demostrado su capacidad de resistencia, adaptación y crecimiento incluso en los contextos más adversos. Por eso, este Manifiesto nace aquí, en un lugar donde creemos firmemente que otro modelo económico no solo es necesario, sino que ya existe.

Un llamamiento colectivo. Con este manifiesto, desde Amusal y Laborpar lanzamos un llamamiento a todos los actores sociales, económicos e institucionales: es el momento de reforzar el modelo empresarial de las sociedades laborales. Necesitamos el apoyo decidido de las administraciones, el reconocimiento de la sociedad civil, la complicidad de los medios de comunicación y el compromiso del sistema educativo.

No pedimos privilegios, sino condiciones justas para seguir aportando valor. Queremos contribuir activamente a un nuevo contrato social que sitúe a las personas trabajadoras en el corazón del desarrollo económico. Porque creemos en una economía más humana. Porque sabemos que participar cambia la forma de producir, de gestionar, de decidir y de crecer. Porque las sociedades laborales son un presente transformador y un futuro lleno de posibilidades.