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Monumento al 'practicante'

NADA ES LO QUE PARECE ·

Lo que les faltaba de ciencia lo suplían a base de intuición y sabiduría, heredada de sus ancestros a lo largo del tiempo

Viernes, 28 de octubre 2022, 01:59

Rodolfo Carles, cuando, a finales del siglo XIX, escribió su libro 'Doce murcianos importantes', dedicado a personajes como el aguador, el animero, el betunero, el ... nazareno o el mindango –al que, en su día, le dedicamos una larga parrafada en esta misma sección–, olvidó por completo incluir entre esa docena de privilegiados al practicante: esa figura que nunca faltaba en los pueblos y que nos sacó a todos de algún serio apuro cuando acudíamos a él, con el corazón encogido, de la mano de nuestra madre, con una ceja rota, la cabeza abierta de una pedrada o un ojo en la mano –es un decir– a su improvisada consulta, que, al mismo tiempo, servía para otros muchos menesteres, como aquellas viejas reboticas del Medievo en donde tantos incautos se dejaron los sesos tratando de inventar la piedra filosofal.

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