A mazazo limpio
PARALELO 37 ·
A punto estuve de agarrar un palo de golf y meterle unos cuantos viajes al viejo equipo de músicaEl verano más fresco de lo que nos queda de vida. Riesgo de tormentas extremas y ciclones. El Mediterráneo, una sopa a 30 grados. Los ... embalses, bajo mínimos. Más de 235.000 hectáreas quemadas. Garrapatas, la amenaza invisible que coge fuerza con el aumento de las altas temperaturas. 'Ozú', qué estrés de titulares y qué horno tan insoportable en el que andamos metidos. Toda yo soy un volcán a punto de erupcionar y mi amiga la psicóloga con el móvil apagado poniéndose hasta arriba de camarones y mojitos en alguna playa remota del Caribe. Hoy estoy más tranquila, pero ayer con el aire acondicionado estropeado y las gotas de sudor bajándome por el canalillo a punto estuve de agarrar un palo de golf y meterle unos cuantos viajes al viejo equipo de música. No se asusten, a golpes no he destrozado nada en mi vida: la idea se me ocurrió después de que por la mañana escuchara en la radio que en Malasaña acaba de abrir sus puertas la primera Rage Room de Madrid, una sala de la rabia donde hacer añicos desde televisores a microondas y vajillas.
«La Covid, los atascos, los lunes de oficina, esas oposiciones que parecen eternas... da igual el motivo, ¡ya estamos aquí!», anuncian en su web junto a un paquete de 38 euros para dos personas con barras, mazos, bates de béisbol y un hierro 5 como el de Seve Ballesteros para dar matarile a pequeños objetos en 25 minutos; por 48 euros te incluyen un ordenador portátil y, si pagas un poco más, te ponen enfrente un radiador para que te tranquilices. Mal estamos: nueve de cada diez españoles ha sufrido algún tipo de estrés en el último año así que a este negocio le auguro un excelente futuro, aunque los expertos aseguran que locales así poco nos convienen porque en vez de combatir la ira nos hacen más agresivos, violentos y destructivos. Tengo un viaje pendiente a Madrid, no quiero perderme la exposición de Frida Kahlo y los retratos de Alex Katz en el Thyssen, pero si tengo tiempo lo mismo busco remedio para la mala leche que me ponen los cuarenta grados a la sombra destrozando a mazazo limpio un fax o una impresora, aunque ya puesta me gustaría contratar una fiesta grupal y con mis colegas cargarnos de arriba abajo una cocina.
Un consejo antes de despedirme: para sobrevivir lo que queda de esta calurosa agonía háganse con una túnica como las que llevan en el desierto los beduinos; un estudio de las universidades de Harvard y Tel Aviv publicado recientemente por la revista 'Nature' ha demostrado que es la forma más fresca de vestirse. Yo ya tengo la mía.
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