Soliloquio de salud y género

Beso hormonal

La kisspeptina es una hormona con gran potencial terapéutico

Desde la concepción, hombres y mujeres somos biológicamente diversos. La carga genética de los cromosomas XX y XY es divergente en mujeres y en varones, ... respectivamente. Esa dicotomía biológica, que podemos apreciar en el aspecto físico, se acentúa en la adolescencia al activarse algunas neuronas del hipotálamo como las gonadoliberinas. Su activación desencadena cambios hormonales que afectan de forma diferencial a todos los tejidos, fundamentalmente a los reproductivos.

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El hipotálamo es una pequeñísima región en zonas profundas del cerebro, que no llega a pesar 4 gramos, pero cuyas neuronas regulan el funcionamiento del organismo: el sistema nervioso autónomo, el sistema endocrino, la temperatura, la sed, el hambre y la saciedad, la cantidad de grasa corporal, la función reproductiva y la conducta sexual, así como la sensibilidad emocional, la agresividad y el miedo, la memoria o el estado de vigilia-sueño. Alguna de las neuronas hipotalámicas de la parte anterior y medial (de los núcleos periventricular rostral y el arcuato) sintetizan una hormona llamada kisspeptina.

Esta hormona se describió por primera vez en 1996, en los laboratorios del doctor Welch, en la Universidad de Pensilvania. Entonces la denominaron metastina por sus propiedades antimestatásticas en los agresivos melanomas malignos. En 2008, el equipo del doctor Herbison demostró el papel de la kisspeptina para controlar las gonadoliberinas y, así, comenzar la pubertad y la ovulación en las mujeres. El gen de la kisspeptina es el KISS1 (beso 1), nombrado en honor a los renombrados chocolates Hershey de Pensilvania, llamados kisses (besos) porque, en 1907, al dueño de Hershey el sonido de las máquinas al depositar la gota de bombón de chocolate le recordó el sonido de un beso. Las neuronas del hipotálamo femenino adulto, cada mes, se activan y sintetizan kisspeptina estimulando la ovulación menstrual. Son cruciales durante todo el periodo fértil (de la primera a la última menstruación, de la menarquia a la menopausia), pero también sus niveles aumentan durante el embarazo, de modo que niveles bajos de kisspeptina podrían provocar abortos espontáneos e incluso se han relacionado con complicaciones como la pre-eclampsia. Igualmente, la kisspeptina se ha convertido en una herramienta muy útil en las técnicas de fecundación in vitro y se ha demostrado que es activa al ser inyectada a mujeres con infertilidad o cuando se ha interrumpido el ciclo menstrual en mujeres jóvenes (amenorrea). Esta hormona, esencial en la función reproductiva al controlar tanto la ovulación femenina como la producción de espermatozoides en varones, tiene otras funciones más allá de las funciones reproductivas. Al existir receptores en diferentes partes del organismo puede ser beneficiosa en alteraciones cardiovasculares, pero, además, se le ha llegado a denominar la «viagra mental» porque, sobre todo en varones, aumenta el ánimo y el apetito sexual por sus efectos emocionales centrales en el deseo sexual.

Al analizar las diferencias entre mujeres y hombres, se sabe que las mujeres en época fertil tienen muchas más neuronas productoras de kisspeptina que los varones de su misma edad. No obstante, en los varones adultos, la kisspeptina controla la producción continua de esperma y es determinante de la líbido y del estado anímico. Por ello, se investiga su función en el retraso puberal o en problemas de disfunción sexual.

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Sin embargo, incidiendo en las diferencias entre hombres y mujeres, la respuesta de deseo sexual tras estimulación con kisspeptina ha demostrado que, sobre todo en varones, al inyectarse la molécula aumenta la actividad de las áreas cerebrales olfativas y de procesamiento visual relacionadas con el deseo y con la atracción sexual, al oler perfumes «afrodisiacos» o al visualizar caras de personas del sexo opuesto. Y ese efecto, que inhibe a áreas cerebrales inhibidoras del impulso sexual, está activo en varones incluso en estado de reposo, e independientemente de los niveles de testosterona.

Por todo ello, la kisspeptina es una hormona con gran potencial terapéutico, cuyos efectos avalan las diferencias biológicas entre hombres y mujeres: en las mujeres, la kisspeptina es necesaria para la función reproductiva, en la ovulación e inicio de la pubertad y en el embarazo; y en los varones, además de mantener la producción de esperma, es altamente eficaz en despertar la atracción y el deseo sexual, si bien otro tipo de experimentos conductuales podrían determinar cambios en las mujeres. Una molécula similar a la kisspeptina está presente en el cacao, pero recuerden que los kisses de Hershey son chocolate con leche, con baja concentración de cacao y grasas saturadas (poco saludables). Es preferible el beso hormonal con chocolate que contenga más del 70% de cacao que, además, es cardio y cerebrosaludable.

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