Al Pacino y la sierra eléctrica
El contrabando de marihuana y cocaína encontró perfectos aliados en la 'Casablanca de América' en los 80
La gran proveedora de sueños de América poco tiene que ver con Utah o, ciertamente, con ningún otro lugar del mundo. Florida juega sucio con ... todo aquel que la pretende. Nada es lo que parece. Un desproporcionado espejo que no dice toda la verdad. Aquí uno puede simular ser cuanto desee. En 'Scarface' (1983), película de Brian de Palma, con guión de Oliver Stone, que popularizó las arriesgadas ambiciones de Tony Montana («métete conmigo, y te estarás metiendo con el mejor»), vemos un doble 'travelling' con un panorama idílico de Ocean Drive, la calle más atrayente de South Beach, en una escena cruenta. El momento en que el sonido de una sierra eléctrica es cada vez más audible a través de una de las ventanas redondas del número 728 y alguien en un baño está a punto de ser mutilado. Al Pacino interpreta a un cubano emigrado a Florida a primeros de los 80, cuando el gran éxodo del Mariel, un resentido que no quiere ser más un borrego del autoritarismo en la isla y tiene un deseo del todo imposible: ser el dueño del mundo, «con todo lo que contiene».
Erigido en capo de una mafia de narcotraficantes, siempre al filo de la navaja, Tony sucumbirá codiciosamente a la «jodienda» del capitalismo. Un retrato fiel de una época, los años 80, en los que el ruido de las ametralladoras y los asesinatos a plena luz del día convirtieron Miami en una de las ciudades más violentas de América. Un territorio «vulnerable a la penetración de proveedores de drogas», sobre todo de cárteles colombianos, como en otro tiempo lo había sido para los traficantes de ron, remarca el realizador Billy Corben en el documental 'Cocaine cowboys' (2006). El contrabando de marihuana y cocaína encontró perfectos aliados, y no solo entre los pescadores de langosta. Además de los reyes del mambo por su impunidad, los sicarios fueron estos años el principal motivo de insomnio para los investigadores de homicidios, que tardaron más de la cuenta en destapar sus verdaderas identidades. Los asesinos a sueldo operaban, en no pocas ocasiones, con métodos similares a los del Viejo Oeste, batiéndose en duelos sin moderación, como en 'Scarface', dando pie a que los atónitos testigos se preguntasen si acaso aquello que estaban presenciando no era la filmación de la serie de moda: 'Miami Vice'.
La ciudad de las mentiras verdaderas tiene un pasado encarnizado por las guerras del polvo blanco. Cualquiera se pregunta lo mismo: cuánto debe al narcotráfico «la Casablanca de América», como la llamó una vez 'Newsweek'. «Exótica, glamurosa, e incluso un poco peligrosa. Lo tenía todo», recapitula Corben en este absorbente 'docu'.
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