Her Majesty
PARALELO 37 ·
Ahora que se ha ido, prefiero borrar de mi cabeza la imagen de monarca estoica y de gesto adusto que nos quisieron venderEl mundo sigue llorando la muerte de Isabel II tras una semana de su partida y más de setenta años de reinado. Yo también, es ... como haber perdido a una abuela, con la de verdad cotilleábamos en el 'Hola' que ni un jueves dejó de comprar los modelazos de 'Our Rainbow Queen', como cariñosamente llamó a la monarca británica Sali Hughes en un libro con el que quiso rendir tributo a su colorido vestuario tan icónico como los sombreros a juego de los que se dice llegó a tener 5.000, el Jaguar verde, su peinado, los pañuelos de Hermès anudados a la barbilla con los que cubría su cabeza en Balmoral, la falda de cuadros tan recatada y sobria, los zapatos de tacón bajo, las botas de agua, sus corgis paticortos, las chaquetas guateadas... Y el bolso Launer de cuero vacuno, logo dorado, con espejo a juego y siempre al codo que le servía no solo para guardar sándwiches de mantequilla y mermelada, como bromeó con el oso Paddington en un sketch de la BBC mientras tomaban el té en el palacio de Buckingham, sino también para enviar mensajes cifrados a su personal de confianza y zanjar de cuajo una aburrida conversación.
Nunca me creí el cuento de que 'Su Majestad no se divierte' y por eso, ahora que se ha ido, prefiero borrar de mi cabeza la imagen de monarca estoica y de gesto adusto que nos quisieron vender y recordarla como la que era capaz de imitar a cualquiera, desde Margaret Thatcher hasta Boris Yeltsin, pasando por cualquier vecino de la campiña británica. También como la mujer que fue cumpliendo años sin trampa ni cartón hasta convertirse en una venerable anciana, la que olía a anís, vainilla, bergamota y clave, la que era feliz en el campo, la que jamás concedió una entrevista pero estuvo en todas partes, las que era más de caballos que de filósofos, la que gustaba hasta a los republicanos, la que encontró su mejor apoyo en su inseparable marido con cuya muerte empezó a desvanecerse y a la que los Beatles dedicaron un 'track' oculto de apenas 29 segundos al final del disco 'Abbey Road' y los Sex Pistols su archiconocido 'God save the Queen' que el otro día como despedida canté con unos amigos en el karaoke.
De todo lo que he leído en esta última semana que la reina dijo o dejó de decir me quedo con esta acertada reflexión: «Estamos de paso. Nuestro propósito aquí es observar, aprender, crecer, amar y luego volvemos a casa». Gracias Her Majesty por ser símbolo de permanencia y constancia en un mundo tan difícil y cambiante, también por vuestro compromiso y tesón. Buen viaje de regreso, Lilibeth.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión