El largo y difícil camino a La Moncloa
ASÍ ME PARECE ·
2008 no es 2022, ni Pedro Sánchez es Rodríguez ZapateroEs muy probable que Núñez Feijóo gane las elecciones generales del año que viene. Los errores de Pedro Sánchez se lo han puesto al alcance ... de la mano. El presidente del Gobierno no quiere asumir que su pacto con Podemos le perjudica, que cada vez que habla la señora Belarra, o la señora Montero, el PSOE pierde a chorros expectativas de voto. Y tampoco quiere admitir el rechazo social que originan sus acuerdos con Bildu. El empecinamiento de Sánchez en sus errores le está abriendo a Núñez Feijóo el camino a La Moncloa.
Sin embargo, Pedro Sánchez no se lo va a poner fácil. Se revolverá y planteará mil y una batallas. Lo ocurrido el martes pasado en el Senado no es más que el preludio de lo que se le viene encima a Feijóo y al PP. La primera parte del debate se centró en las medidas de ahorro energético. Pero, en la segunda parte, cambió radicalmente el tono y el contenido. Pedro Sánchez, en la réplica, subió a la tribuna con el propósito de destruir la imagen de Núñez Feijóo. Enumeró una serie de errores, deslices, insultos personales y propuestas fallidas del propio Feijóo. Y, tras cada una de estas enumeraciones, preguntaba retóricamente: «¿Esto es insolvencia o mala fe?». Pues bien, que Feijóo aprenda la lección. De ahora en adelante, todo va a ser así. Convendría, pues, que Feijóo y su equipo efectuasen algunas reflexiones. Permítanme que les apunte algunas:
1. Algunos analistas políticos han destacado ciertas similitudes entre lo ocurrido con Rodríguez Zapatero en 2008 y lo que está sucediendo en 2022 con Pedro Sánchez. En septiembre de 2008 estalló una crisis financiera que puso contra las cuerdas el sistema económico de Occidente. El paro y la recesión colocaron a amplios sectores de la población en el umbral de la pobreza. Angela Merkel impuso una política de austeridad, que se manifestó en un debilitamiento de los pilares del estado de bienestar. Se incrementaron el descontento entre los ciudadanos y el desprestigio de la política. Para llegar a La Moncloa, Mariano Rajoy no tuvo que hacer nada. Solo esperar a que la victoria electoral cayera en sus manos por su propio peso.
Con este precedente, se podría pensar que ahora va a ocurrir lo mismo. Y que Feijóo, otro gallego como Rajoy, solo tendría que esperar que La Moncloa le llegase como fruta madura. En mi opinión, esta conclusión sería un grave error estratégico. 2008 no es 2022, ni Pedro Sánchez es Zapatero. En 2008, la política de austeridad hizo recaer el peso de la crisis sobre las clases trabajadoras, hasta el punto de reducirse a mínimos la clase media. En 2022, la política en Europa es radicalmente diferente: se ayuda directa o indirectamente a los menos favorecidos. Los gobiernos no parecen así estar contra la gente, sino a favor de la gente. Y Pedro Sánchez va a intentar transmitir este mensaje al electorado.
De este modo, pues, si Feijóo quiere llegar a La Moncloa, no puede limitarse a esperar, como hizo Rajoy. Ha de hacer algo más.
2. Un político adquiere la categoría de hombre de Estado cuando tiene perspectiva histórica y sabe anteponer los intereses generales de la sociedad a los de su propio partido. Un político a secas trabaja mirando a las próximas elecciones; un hombre de Estado lo hace en beneficio de las futuras generaciones.
España necesita, en la izquierda y en la derecha, hombres de Estado. En el debate del martes pasado en el Senado, Pedro Sánchez le recomendó a Feijóo que se buscase buenos asesores. En mi opinión, Feijóo debería seguir este consejo: buscar a dos o tres hombres de Estado que cotidianamente le asesoren. No es tan difícil encontrarlos.
3. Por lo pronto, Feijóo debería dar un golpe de autoridad. En menos de una semana debería pactar la renovación del CGPJ. Esto nos permitiría volver a pensar que Feijóo no es lo mismo que Pablo Casado.
4. No es conveniente jugar de farol. El señor Feijóo debería concretar sus propuestas, y cumplirlas. Somos muchos los españoles que estamos deseando que el PP y el PSOE se entiendan en asuntos importantes. El señor Feijóo no debería hacerle al Gobierno ofertas genéricas e imprecisas de pactos, siempre con la condición inexcusable de que rompa con Podemos. Esto es un brindis al sol. Debería concretar en qué asuntos quiere el PP pactar con el Gobierno (política exterior, guerra de Ucrania, Unión Europea, emigración, terrorismo, ahorro energético...); y pactar sin imponer ninguna condición previa. En todo lo demás, ejercer la oposición con toda la firmeza que quiera.
5. No debería dejarse arrastrar por Ayuso. El problema de Feijóo, y del PP a medio plazo, no es Vox; es Ayuso.
6. Y, por fin, no debería vender la piel del oso antes de haberlo cazado. No debería confiarse. El camino que queda va a ser muy duro, y lleno de asechanzas. Y en cualquier curva, el señor Feijóo puede despeñarse.
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