¡Ay!, los test de antígenos
LA ZARABANDA ·
Es una temática con la que no sabe uno a qué atenerseHombre, por favor. No me diga que desconfía. La Comunidad de Madrid se gastó la friolera de 22,5 millones de euros en test de ... antígenos. Si no fueran útiles, ¿iban a tirar por la borda tantísimo dinero? Y eso fue en octubre. Me digo yo que algo más habrán comprado desde entonces. El test en cuestión tiene seguidores y detractores, como casi todo en la vida. Contradicciones sobre su eficacia las sufre el lector a mogollón.
Unos dicen que deben hacerse a personas que no presenten síntomas. Pero el famoso Simón (del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, échale hilo a la birlocha) no recomienda el uso de esta prueba en los asintomáticos, sino en los sintomáticos, que es donde su eficacia es alta. O sea que tú, si te ves jodido porque notas 'cosas raras' en tu organismo, deberás hacerte el test. Es decir: cuando intuyas que lo has cogido. Si te molesta por aquí o te perturba por allá, tacatá: vas a la farmacia y te lo compras.
–¿A cuánto?
A 11,99 euros, dijo la tele. Aunque me soplan que, para las administraciones públicas, salen a 4,5 euros. Pero, vaya, eso sería lo de menos, tratándose como se trata de la salud de uno.
–Y de sus allegados, acuérdese.
¡También, también! La Organización Mundial de la Salud recomienda que el test tenga lugar en los días previos a padecer síntomas. Eso significa que se nos pide que sepamos de antemano cuándo tendremos síntomas.
–¡Atié, qué leche!
No, si por confundir que no quede. Insiste la Organización en que es conveniente hacérselo teniendo síntomas, pero durante los primeros días. Pasado un tiempo, aunque estés realmente infectado, el porcentaje de acierto disminuye. La misma OMS explica que los test funcionan bien con pacientes que tengan una carga elevada del virus. Que se les salga por las orejas, dicen. Y no recomienda la prueba a los asintomáticos, salvo si han tenido contacto con algún positivo.
–Un allegado, ¿no?
Pues sí. Un allegado mismo sirve. Otra cosa: que, por lo visto, los test de antígenos de la primera generación no eran muy allá. Pero los de la segunda van de puta madre. Como los melones.
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