El 'muy, muy' de Simón

Dice el sentido común que, si es bueno que tu desconocido vecino se vacune, aún lo será más que lo haga quien se ocupa de ti. Hablamos de sanitarios y sociosanitarios. (Estos últimos son los que atienden a los ancianos que viven en residencias). Los enfermos que no lo sean por la Covid, será mejor que estén atendidos por sanitarios o sociosanitarios inmunizados. De ese modo no solo estos últimos se protegen, sino también los que estén a su cargo.

En la relación sanitario-enfermo o cuidador-viejo, cuanto más sanos estén sanitario o cuidador, mayor beneficio para ambas partes. Si el presunto sano tiene la Covid, el daño que cause al enfermo que tenga otra enfermedad y al anciano, será como llover sobre mojado. Además, los viejos suelen padecer lo que llaman 'patologías previas', que en tiempos de pandemia es como echar leña al fuego. Quiero decir que peor me lo pones.

Sin embargo, bien mirado, nada obliga a que estos profesionales de la asistencia estén vacunados. Y, por lo mismo, pueden contagiar, si se tercia, a las personas que son objeto de su trabajo: enfermos, ancianos y ancianos enfermos. Nos encontramos en una tesitura en la que la buena marcha (lo ideal para todos nosotros), más que de los reglamentos, depende de la generosidad de las personas.

Los que mandan, como el mismo Fernando Simón, no deberían largar chorradas. Dice este hombre que la cobertura de la vacunación en las residencias es de un 97 por ciento, «por lo que los más mayores –pontifica– están muy, muy protegidos». Pero si están 'muy, muy' (usando el tan tontorrón 'very, very' anglosajón), ¿por qué algunos vuelven a contagiarse y se mueren?