Regreso al secano
Si se cargan el Trasvase, la economía española dará un paso atrás
En el principio fue la esperanza. Ahora mismo, la zozobra y el temor. Aquella expectativa se inspiraba en la probabilidad de que, algún día, pudiéramos recibir una sed de agua, si nos mandasen agua desde del río Tajo. Fueron en verdad muchos años porfiando. El tema del Trasvase llegó a ocupar casi a diario las páginas de los periódicos y las emisoras de radio locales. Conversaciones de quienes menos te pensabas, como se suele decir, insistían en torno a lo mismo. Se daban y escuchaban conferencias, más o menos sesudas, más o menos técnicas, sobre el recurrente particular.
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No se trataba de una aspiración exclusivamente murciana. Lo digo porque siempre se nos tuvo a los de esta provincia por beneficiarios únicos del acueducto. Quizás fuera porque los de Murcia éramos los más necesitados, al depender de un río poco nutrido que, sin embargo, hacía lo que podía, el pobre, alimentando unos cultivos que daban el ciento por uno. Pero quienes se iban a servir del agua, si finalmente nos la mandaban, eran los habitantes del entero Sureste español.
La aprobación del Trasvase fue respondida con un gigantesco suspiro de alivio. Era el premio a una espera larga y llena de dificultades. Esta obra monumental reconocía con hechos palpables que había dos Españas: la húmeda y la seca. Y prometía ser el comienzo del ajuste de cuentas con una Naturaleza que, al menos en esto, se mostraba veleidosa y del todo injusta. También fue el primero de los pasos para llevar a cabo un Plan Hidrológico de alcance nacional. Era este un proyecto ambicioso en el que incidieron prestigiosos técnicos, pero que se nos fue de las manos, precisamente cuando se daban las condiciones óptimas para hacerlo realidad.
A partir de entonces, todo ha ido de mal en peor. En estos momentos, los agricultores que dependen del Trasvase están (hay que decir las cosas como son) tan indignados como atemorizados. Desde Castilla-La Mancha, se empeñan en que las cosas vuelvan a ser como eran antes de que los caudales llegasen al Talave. Y, por lo que se está viendo estos días, ya todo vale con tal de que se joda definitivamente el benéfico invento.
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