Jamás un Real Murcia en RFEF

–¿De Becket?

Hombre, claro. Estoy hablando de esa Primera bautizada RFEF. ¡Válgame y cuán tozudo y malévolo es a veces el destino! Cómo puede militar nadie en la RFEF. Sospecho que son las siglas de la Real Federación Española de Fútbol. ¿Pero adónde vamos por ese derrotero, palabra esta que procede de la tristísima derrota, tantas veces encajada? En campos ajeno y propio.

Dices Primera División y parece que estés tocando el cielo con los dedos. Aquellos tiempos de Pepe Pardo, con las banderas de los clubes de mayor alcurnia ondeando sobre el muro de la Condomina Vieja. Una Primera RFEF, ¿qué es, en realidad, sino lo último? O lo penúltimo, de existir (que existirá, digo yo) una Segunda. Quizás lo que andan buscando los gestores del Real Murcia sea resurgir de las cenizas, pero literalmente. No de una Segunda B, ni menos de una Segunda A. Antes bien, del puro polvo de los tizones apagados. Pues me pregunto: «¿Qué hay más abajo de una RFEF?». Pues el abismo más cenizo y tenebroso que imaginar puedas.

En fin. No es cosa de lamentarse y llorar ríos de lágrimas que arrastren, como la Filomena aquella, las vertidas tras los soponcios que le ha endilgado el Real Murcia a su entusiasta, sufrida y ejemplar afición. ¡Qué lástima! ¿En qué oficina le han puesto RFEF a esta liga naciente, la más alejada de la tan elitista que pretendían Florentino y sus compadres? Preguntarán: «A ver, ¿en qué división milita el Real Murcia?». ¿Quién será el guapo capaz de verbalizar RFEF? ¡Bien nos han jodido las instancias administrativistas desde los despachos! ¿Cómo lo pronunciaría yo? Me suena a ese ruido que, de cuando en cuando, hacen las caballerías con los belfos: un 'furrú-furrú' característico.

–No le veo muy enterado, jefe. RFEF significa Segunda Pro.

¿Ha dicho Pro? Como las facturas Proforma, ¿no? ¡Pues peor me lo pone usted!