Esto pasa por llegar tarde

La Comisión Europea (con buen criterio, pero tardíamente) acaba de aprobar una parece que drástica reducción de las emisiones de CO2. Pero, por haber llegado tan tarde, no lo aguantaremos impasibles. Seguro que habrá protestas. Porque para que ese proyecto sea posible, subirá el precio de la energía, afectando al transporte, a los vehículos y a los hogares.

–¿También a mi coche y a mi casa?

A todos sus 'mis', caballero. Vivir se pondrá tan cuesta arriba que tendremos protestas en la calle, al estilo de los chalecos amarillos franceses. Sin propósito de ser alarmistas, digamos que iniciar de verdad una lucha contra el cambio climático traerá días de desazón, por el sobrecoste de productos imprescindibles y lo complicado de remontar el vuelo. Por no haber sido previsores, a la crisis anterior a la Covid y a la provocada por la pandemia, habrá que añadir medidas impopulares que nos pondrán de mal humor. Los jóvenes, a los que frívolamente llamamos 'baby boom' (nuestros nietos, hablando en cristiano) lo van a pasar mal. Serán ellos los que nos reprochen no haber actuado antes.

Todo esto que digo no es de mi cosecha particular. Nos lo hacen saber (para que nadie se llame a engaño) justo los que han decidido tomar medidas, pero esta vez en serio. O eso suponemos, como se deriva de la cuando menos aparente disposición de los jerarcas de la Unión Europea. Esto es algo que tenía que llegar. Después de permanecer tanto tiempo a la bartola, demorando actuaciones más decididas y un mayor empeño en afrontar el problema, vendrán las madres mías. Como dice el dicho popular: 'No quisiste una buena madre y ahora tienes que conformarte con una mala madrastra'.

Por cierto, ¿qué fue de Greta Thunberg, aquella niña sueca que lloraba la pachorra universal ante el cambio climático?