'Muñequita linda'
LA ZARABANDA ·
El otro día se equivocó la radio y puso la vieja canción de 'Escuela de sirenas'A veces ocurre. Aunque raramente. Digo que a una emisora generalista, como las llaman, se le escape de las manos una canción antigua. De cuando ... la postguerra, coincidente con la adolescencia de uno. Estoy hablando de 'Muñequita linda' (también conocida como 'Te quiero, dijiste'). La escuché por vez primera en el Cine Moderno, hoy derribado, de Jumilla, formando parte de la banda sonora de 'Escuela de sirenas', de la que era protagonista la nadadora Esther Williams. Interpretaba la canción la orquesta de Xabier Cugat, que descansaba en un brazo un chihuahua. (Años después cenaríamos juntos en el Rincón de Pepe).
La melodía me trasladó a los cuarenta, poco después de que acabara 'aquello'. Ocupaba yo con mi familia una casica de los Baños de Mula, en pleno mes de agosto. Casi todas las noches, como el gallo en las madrugadas, un amigo mío que lucía excelente voz, cantaba la 'Muñequita', mientras movía con el cuerpo una mecedora de la época, en la calle principal, a dos pasos de donde quedaba el Estanco.
Los alrededores (incluso un huerto de limoneros pegado a lo urbano) escuchaban la voz de Paquito, que recorría buena parte del poblado y llegaba hasta el río iluminado por la Luna.
–Sería cuando tocara Luna.
¡Hombre, claro! Aunque las noches que no la había, Paquito también cantaba. En los Baños tomaban las tibias aguas familias (clase media tirando a baja), entre las que había un cura, como era normal entonces. El recital de Paquito me consta a mí que gustaba al vecindario. Además, la 'Muñequita linda' casaba divinamente con la sensibilidad de los oyentes, que escuchaban encantados. Lástima que no pudiésemos hacerle una instantánea al cantor. Mi padre tenía una cámara Agfa de las de fuelle, pero sin flash. Hacerle cantar a mi amigo de día no habría sido lo mismo. Así es que nos quedamos sin el testimonio gráfico. No pasó lo mismo con los tres miembros de la familia. Conservo una foto pequeñísima, casi como un sello de correos, en la que estamos mi madre, mi padre y yo con cuatro años. Nos la tomaron al otro lado del río, delante de unos juncos. Era un agosto diferente.
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