Mujeres y Cartas al Director

El título es en sí mismo un juicio acertado: «Resentimiento en las redes sociales». No me puedo aguantar las ganas de reproducir aquí algunos de sus párrafos. Las diez primeras palabras son todo un acierto: «Cada vez hay menos gente que escribe en internet sonriendo». Si me apura el lector (seguro que sí), tengo que decir que eso solo ya tiene la categoría de artículo logrado. Lo dice todo en un espacio insignificante.

Me cuesta trabajo elegir. Tendría que trasladar a los lectores la entera carta. Aquí se cumple aquello de que algo (persona, animal o cosa) 'no tiene desperdicio'. Escribe: «Mucha gente se asoma a Twitter o a Facebook con el rifle verbal cargado». Lo que importa es disparar. Importa menos la justificación del disparo. Y menos aún las maneras con que se dispara. «Empiezo a sentir –continúa– un rencor profundo hacia los rencorosos». «La 'inquisición digital' está aquí y adopta formas múltiples e insidiosas».

Más adelante se refiere la autora a su estado de ánimo: «Cuando una escribe, tiene la incómoda sensación de andar sobre un campo minado. Cada adjetivo puede de pronto engendrar una pavorosa tormenta porque alguien se ha sentido ofendido, gravemente ofendido, insoportablemente ofendido, y se cree entonces con bula para descargar insultos y amenazas».

Soy consciente de que, con estos despieces míos, estoy entrando a saco en el trabajo de la autora. Pero es mi forma de llamar la atención de los lectores. Pueden encontrarlo íntegro en el periódico del miércoles, 9 de junio de este segundo año pandémico. Finalmente: «Somos gente nacida para reír y con derecho a vivir con alegría. No dejen que les amarguen a golpe de tuit». Lo firma la '¿señora o señorita?' (como preguntaba aquel Bobby Deglané caballeroso) Alicia Rodríguez. Mucho gusto.