A dónde van las ministras cuando las cesan
LA ZARABANDA ·
Y también los ministros, solo que ahora ellas son más que ellosDurante largo tiempo, lo masculino se apoderó del mate y servía para nombrar también lo femenino. Hasta que se impusieran las exigencias feministas. Llegó la ... moda del 'vascos y vascas', en lugar de 'vascos' solo, para dejar constancia de que los hombres no tienen más caché que las mujeres. Lo que pasa es que, en ciertos casos, la feminización del masculino da lugar a palabros, más que palabras. Como dijo aquel: 'Houston, tenemos un problema'. Pero, en fin, todo se andará y quedará claro que además de ellos están ellas. Para disgusto de machistas de toda la vida, ha llegado ya el día en que las ministras son muchas más que los ministros.
Por eso me pregunto a dónde van tantas ministras cuando llega el día de la cesatura. Recordando viejos dichos, en qué emplearán su tiempo libre. Ni que decir tiene que, en la expresión ministras, incluimos también (por necesidad más que nada) a los ministros. Se hizo viral aquello de las 'puertas giratorias'. O sea, una ministra que cesa no tiene por qué convertirse en un ser anónimo, sin perrico que le ladre. Sale de 'esto', pero (girando, girando, como quien dice) puede instalarse en 'aquello', sin apenas solución de continuidad.
El nuevo cargo (salvo que sea un cargazo de los de vino y rosas) siempre tendrá menos relumbrón que el antiguo de ministra del ramo. Son puestos que aprovechan para un vivir acomodado, pero con menos proyección social. Y no hablo de quienes vuelven a la actividad privada, como aquella muchacha que prometía tanto. Me refiero a Soraya, que entró en un bufete.
–Hay bufetes y bufetes, ¿eh?
Pues sí, pero quienes regresan al ejercicio de su profesión primigenia son mucho más anónimas que las que pasan (y con qué garbo) por las puertas esas. Estas señoras o señoritas que digo consiguen ser embajadoras o presidentas de oligopolios. No llegan a alcanzar el fulgor de la ministra, pero les cae muy buena pasta. Suficiente para llevar una existencia sin apreturas. Otras ministras siguen y siguen tras las sucesivas renovaciones del Consejo. Son las verdaderamente consagradas, las que ostentan ya 'in aeternum' el marchamo ministerial
Puro telediario, vaya.
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