Inmuno/deprimidos, ¡alzad la voz!

–¿Por qué le llama usted puto?

Pues, si le parece, lo subimos a los altares. El virus es un malasombra. Hijo de la madre Naturaleza y todo lo que usted quiera. Pero no vamos a incluirlo en los reportajes de La Dos, donde mostramos nuestras simpatías a los genuinos animales del planeta. Estos son amenos y ya van quedando pocos, de tan depredadores como hemos salido los hombres.

Una señora entre las de Moncloa, la que lleva Sanidad, sale hablando sobre la tercera dosis de la vacuna y explica que esta será para los inmuno/deprimidos. Entendiendo, me refiero a ella, que tales son únicamente los trasplantados de algo y quienes reciben quimioterapia.

–Y los ancianos de las residencias, que están muriendo de nuevo a chorro, ¿qué?

Ha dicho que esos no. De modo que chitón.

–No he de callar –salta de su silla el lector– Por más que con el dedo, / ya tocando la boca, ya la frente, / me representes o silencio o miedo.

Pues eso mismo. Lo primero que deberían decirnos, de una vez por todas, es quiénes son realmente los inmuno/deprimidos de España. Pues no resulta creíble que sean solamente los que ha señalado la señora de Moncloa. Sepan cuantos atiendan que, desde el 16 de agosto, mueren cada día por la Covid, en el entero país, ciento veinte personas. Y aseguran quienes entienden de esto que la extensión de la variante Delta, al ser tan enorme, afecta a ancianos vacunados, pero con defensas débiles.

Me pregunto por qué se empeñan en no hablarnos con claridad. Acudan a fuentes científicas para respaldar sus normativas. Digan quiénes son ¡todos! los inmuno/deprimidos, que estarían necesitados por ello de una tercera dosis. Que es muy triste ver cómo siguen muriendo en las residencias. Añadan a la estadística el dato de si los fallecidos estaban o no vacunados. Y resuelvan el problema de los atendedores que no quieren ponerse la vacuna y contagian a los residentes. Qué menos.