La gamba roja, ni tocarla
LA ZARABANDA ·
Es un aviso a la Naturaleza para que no la oculte a las redesPues, sea o no debido a la Covid, la gamba roja de la parte de Águilas había dejado de estar presente en los caladeros de ... toda la vida. Ello significaba que los pescadores estaban regresando a puerto de vacío. O casi. Hasta que, hace unas fechas, el animalico ha vuelto a donde solía. Aunque, de momento, no con la afluencia que tan deseable es. Parece ser que, si algún capricho de la Naturaleza no lo impide, la semana que ahora empieza estará ya la cosa a punto de caramelo. Eso será en llegando Santa Anastasia, día más, día menos.
Con este asunto de la gamba roja no hay que hacer bromas. En la vida hay satisfacciones que, si se pierden, dan al traste con nuestras mejores expectativas.
–Lo que usted quiere decir es que la gamba roja no puede faltar.
Exactamente. Aunque la circunstancia no te permita comerte todas las que quisieras, lo cierto y verdad es que un par de ellas suelen dejarte contento. Al fin y al cabo, esto es lo que sucede cuando pides una docena y el grupo beneficiario lo componen seis personas. La gamba roja es tan rica, exquisita y aromática, que con dos te conformas. Ahora bien, esas dos conviene tenerlas seguras. Digo que puedas pagarlas sin tener que pedirle un préstamo al banco.
–¿A usted le gustan de las gordas?
Mire. A mí, como me las pongan doy buena cuenta. Con que sean medianas, una persona normal se conforma. Si las quieres gordas, pásate al carabinero.
–¡Hombreeee!
Son tan grandes que con uno te basta, aun cuando tampoco te sobre. Tienen tanto zumo cerebral y tanta molla que, tras sorber la cabezota, el resto te lo puedes atizar con tenedor y cuchillo. Volviendo a su parienta la gamba, yo la tengo por afición nacional. A ningún español le amarga. Tú te comes una gamba roja (nada más que una, fíjate), mientras estás viendo el telediario, y puedes estar seguro de que este no te producirá ningún efecto secundario. (Lamento la rima, estando como estamos hablando en prosa, pero es que veo difícil evitarla).
Rimando o remando, lo importante es que los pescadores de Águilas no pierdan comba.
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