Escándalo
LA ZARABANDA ·
Incluso a pesar de que por fin hicieran ayer las paces la Ministra y el PresidenteAyer vino a Murcia la ministra del ramo y, mediante el acostumbrado recurso del bla-bla-blá político, ella y el presidente de la Comunidad ... parece que hicieron las paces. Así nos lo anunciaron compareciendo en el canal 24 Horas. Seguidamente llegó Milá pidiendo opinión a dos científicos. Y entonces fue cuando nos afianzamos de nuevo en la idea de que 'Escándalo' no es solamente una canción de Raphael. Nuestra escandalosa circunstancia murciana es también un canto funerario. Una marcha fúnebre. Un réquiem en toda regla. Compases muy a propósito para acompañar la agonía de los peces del Mar Menor, que mueren sin solución de continuidad, pues no pasa día sin que tengamos que ir a recogerlos en grises capazas mortuorias.
Cuando el Mar Menor se tuerce, los quinquenios corren y ni dios se anima a enderezarlo, termina torciéndose cada vez más. Hasta que, todas las mañanas, miles de vidas se retratan agonizantes y retorciéndose en la primera página de los periódicos, configurando una estampa tan dolorosa que hasta a los murcianos más viejos se levantan de su silla. Y comoquiera que el desastre se agrava por minutos, sin que haya nadie –ni entre los que mal mandan, ni entre los que desobedecemos– capaz de encontrar un remedio y, sobre todo, aplicarlo cuanto antes, el pifostio resultante alcanza la categoría de escandaloso.
Una de las varias acepciones que nos trae el diccionario considera el escándalo como 'hecho o dicho considerado inmoral o condenable y que causa indignación y gran impacto público'. Nuestro 'hecho' se resume en el Mar Menor, y responde en todo a lo dicho. Lo escandaloso incluye además desvergüenza, mal ejemplo, alboroto, ruido, asombro y pasmo. Todos estos ingredientes se dan en ese desastre que es un Mar Menor que lo vemos asfixiarse. Da mucha vergüenza, propia y ajena, que tengamos que ser nosotros, los murcianos de las tres o cuatro generaciones vivas que aún no ha rematado el virus, quienes pasemos a la Historia por haber asesinado este pequeño mar, que nació gracias a esa fina manga de dunas que fue su amorosa madre.
Miras a tu alrededor, y es que no hay manera de encontrar nada (lo que se dice nada, joder) que mueva al optimismo.
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